viernes, 28 de diciembre de 2012

La insoportable levedad del ser.

La sensación del viento manoseando mi piel, el destello erizado de su respuesta y el abandono que siento en el corazón me restriegan en la cara lo poco que he logrado este año. Ya no siento lo que perseguía y dejé de perseguirlo desde hace mucho, me cuesta también reconocer lo que soy y que muchas cosas han cambiado desde que era niña hasta hoy. También me pesa que me duela tanto.
Hoy las lunas de octubre se mudaron a diciembre dándome una pista de qué fue lo que sucedió, quizá simplemente no fue un tiempo que estuviera particularmente marcado para mí, tampoco he de decir que fue un año gris porque no es cierto, tan sólo se necesita entrecerrar los ojos para ver este corazón hecho pedazos y esta memoria atiborrada de lunas sangrantes de miel, añoradas una vez más.
No puedo seguir así, ya no puedo seguir condenando mis ansias de obligar este mundo espinoso por trascender, simplemente, a que muera de sed haciendo zurcos en mi rostro y marcas en mi piel, que mis labios nunca dejen de saber a sangre y que mis rodillas nunca pierdan su violáceo color. Mis ojos se quedaron sin ser ojos, mi vida se suicidó y ya no pude soportar quien soy. Eso fue lo que pasó.
Ojalá mi poder de auto-sanación fuera tan rico como es el de mi arrepentimiento, que sintiera tanta hambre por el futuro como la siento por el pasado y que este corazón vacío con las paredes entintadas dejara de palpitar cenizas y recuperara el volcán que pudo ser antes de ser nada. Ojalá dejara de sentir la autocompasión que me mata y atentara violentamente contra la muralla que construí a mi alrededor, para que no fuera sincera y que no me pasara nada, que yo y este cuarto sabemos que no soy una buena persona, ni una heroína ni una tonta, que cuando me enfado desencadeno lo que verdaderamente soy.
Y lo que sé que puedo llegar a ser. 
Es mucho peor y más difícil vivir intentando encajar sabiendo que de eso nada tienes y que al final, todas tus decisiones terminen siendo nada más que burla y juicio para los demás, ¿qué saben ellos de esta lucha diaria, de estos malos sueños y de todas estas lágrimas? Sé perfectamente que nadie me va a defender y si a caso solamente se reirán de mí cuando caiga. Lo que he aprendido es que puedo cambiar, puedo dejar de pretender y que perderse es más divertido y valioso que buscarse, y de esta forma, aunque me cueste la vida, la libertad es lo que este corazón reclama, aunque la tenga de papel o de frágil porcelana, abrazaré esa victoria y será lo único que nadie nunca podrá quitar de las manos.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Try harder.

"Poca cosa eres, muy poca. Tú que escribes, ves y juzgas, cobarde de antepasados cobardes igual que tú."- Se le calló la voz y le quedó la boca bien seca. Ya jamás sería capaz de tentar al destino de esa manera.
Se guardó el fuego en los bolsillos esperando que nadie se lo viera, esperando que un día la fuerza de su corazón recobrara el aliento, que tragándose ese fuego del mal pudiera sentir al menos un poco de su antigua esencia. Pero así está, apenas sobreviviendo de recuerdos y expediciones aguadas al pasado, poco sentido tiene, sí, poca gracia tiene, también, pero lo que uno es y de lo que uno está hecho es lo último en cambiar, por más esfuerzo que se le ponga al intento.
Ella es cobarde, cobarde hasta la última gota de su sangre, y está perdida, perdida igual que siempre, con el corazón más roto que nunca. Tiene episodios de lucidez y también de completa locura, tiene un alma incapaz de morirse completamente, pero situada en una agonía crónica y mediocre. Infinitamente mediore. 
Encarcelada en sus propios momentos de profundidad, sus leguas de absoluta penumbra, está sonriéndole a la muerte, coqueteando con ella sin importarle (más de un par de horas) lo que pueda estar sucediendo. El autosacrificio está de nuevo escrito en el calendario, ya todo está planeado otra vez; la adicción solamente se hizo más grande. Ya no tiene nada, ningua excusa, fábula o verso hecho al vapor con qué defenderse, esta vez ya no se quiere defender. Y mirando al cielo desde el mar, llorando sal sobre las heridas, mi vida, espero que esta vez sí se muera.

jueves, 29 de noviembre de 2012

HIATUS

Y ojalá supiera poder separarme de todo, la cuestión es que lo que necesito está cada vez más lejos y lo que quiero se está desvaneciendo, estoy perdiendo la fe de una manera en la que nunca antes había perdido nada, o al menos no lo recuerdo, desde la última vez que me morí.

Pero no pasa nada.
Nadie va a leer esto. Como siempre.

domingo, 18 de noviembre de 2012

(Des)Embrujada.

La luna y su hechizo amargo que no funciona, está escondida debajo de capas de piel cristalina y cuarteada por el tiempo y las garras que se entierra ella para sentirse viva, cráteres de amor y piedra como aquella piedra que es amor. Está congelada por dentro, sorprendida, con los ojos dibujados de anhelo y sorpresa, del polvo fino con el que construyó todas tus victorias y los rezos callados debajo de las sábanas, porque ése eras tú al brillo de su desgastada imagen, o quizá alguna cara mentirosa que mostraste sólo por obtener lo que querías. Y aquí tienes tu luna fragmentada, no menguante, en el susurro de la lluvia suave después del monzón, ése que fuiste tú y que lo deshizo todo, que se llevó todo con él.
Después de todo, ya no sucede nada, nadie sabe bien qué fue lo que provocó todo esto, algún revés inesperado de la vida o simplemente que el corazón de tinta de la luna que viste brillar y derretirse lentamente entre tus brazos, dejó de latir tu nombre y tus labios que se rompieron y devolvieron la mueca que marcó el final. Nadie sabe lo que puede ser hasta que lo sea o no lo sea.
Simplemente.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Personal slap in the face.

La zona de comodidad no existe cuando se tiene un hoyo negro por corazón, siendo el desastre natural que no puede descansar, que no puede dejar de pensar en aquello que, de cualquier forma, no tiene solución. Las manos heladas tiemblan, se ponen azules, la sangre grita histérica y estoy en el medio de la gran destrucción, mi cerebro se cae a pedazos, como si se hubiera incendiado y las cenizas cayeran sobre mi rostro desgraciado. No lo puedo rescatar, ya nada de lo que pasó se puede arreglar. El dedo no deja de apuntarme a la cara.
Si lo intento una vez más... tal vez ya ni siquiera valga la pena. Ya no reconozco lo que está bien y me inclino cada día un poco más a lo que está mal, le tengo temor a las reglas y al dios que quizá sólo viva dentro de mi cabeza y se mantenga a mi lado cuando mi corazón late fuerte y se me agita la respiración, le temo como se supone que debería, pero hay algo más que me agobia y que quiere renunciar... Si tal vez yo no soy esta persona celosa de la vida correcta, de la moralidad, del respeto y de las buenas conciencias, entonces, ¿qué es lo que está mal? Ese dios y yo sabemos que no puedo querer, de pronto, disfrazar a una buena persona como una persona afable, y que quizá no puedo contarme en ninguna de las dos definiciones.
El bien y el mal siempre han existido junto a un montón de connotaciones racistas, yo no puedo (ni debo) ser de un bando o de otro, incluso cuando soy más consistente con lo aceptado como 'mal', y cuando existe el mal también existen los círculos, los hábitats, las miradas que matan, las palabras que destruyen y el sentimiento que resume a cenizas todo lo demás.
Quizás el verdadero mal está en deshacer el concepto que una persona tiene de sí misma para moldearlo al propio, el verdadero mal quizá está disfrazado de moral, falsificando nombres y tergiversando biografías para poder hacer que todo encaje conforme a un orden maquiavélico y un molde irrompible pero irreal. Quizá las teorías de conspiración también estén sujetas a mí como esta compulsión por querer complacer a todo el mundo, y hacen de todo esto una guerra interna que no deja de hacerme llorar.
Imagino que sí existe una razón por la cual la mayoría del tiempo estoy completamente a mi suerte, pero que se refiera al bien o al mal es siempre motivo de discusión, siempre he votado por el silencio, siempre he luchado por salirme con la mía sin necesidad de tener que toparme con debates que sé que no puedo ganar, siempre he optado por tirar la piedra y esconder la mano, y ésta es una oportunidad para demostrar que no soy tan cobarde como se supone que soy. Tal vez, incluso, para demostrar que lo que se supone no es, siempre, lo que en realidad queremos ser.

martes, 23 de octubre de 2012

Questionable.

El vapor emana de mi cuerpo, mi cerebro necesita de ese silencio escrito dentro de mí y tal vez del dolor grabado profundo en tu cara y esa expresión que no puedo borrar de mi memoria. Tu vida y mi vida pronto se han vuelto lo que se suponía que no deberían y las promesas se derriten irritando las entrañas de mi corazón, esas marcas negras están borrando tu nombre de mí, y yo no tengo mala memoria.
El camino en el que cerramos el trato se desdibuja poco a poco gracias a las heladas, digamos, de hoy. Aunque el cielo lleva mucho tiempo vacío. El vapor emana porque a veces no puedo dejar de pensar en el tiempo transcurrido y el sol que tanto extraño me quema, su recuerdo, a eso me refiero, lo que más amo es esa capacidad de que todo el dolor se borre al mirar tus ojos, que quizá pueda perder la fe la mayoría del tiempo (sobre todo cuando se trata de ti) y luego, en un instante, tú mismo puedas arreglarlo. Al menos sólo por ese mismo instante.
No puedo negar todo el dolor que siento así como el amor; no puedo evitar querer destrozar todo y encerrarme en algún sitio al que tú no tengas ecceso, sólo por creer que me vas a extrañar un poco. Pero tú no me necesitas, tú no necesitas este corazón destrozado ni esta incapacidad para reflexionar ni repararlo, tú no me extrañarías, me verías partir y ahí te quedarías, y el vapor me asfixiaría.

domingo, 14 de octubre de 2012

Hater.

Arroyos de sangre, ideas, vida (roja) y  lágrimas (verdes), suelo (azul) y sueños (plateados) dentro de mi cabeza y el cuerpo oscuro que no logra descansar nunca, se tocan despacio, como si quisieran cambiar de rumbo y fundirse en el mar. Pero no existe mar dentro de mí, estoy comenzando a darme cuenta de que nunca existió nada; los dones inherentes fueron negados para mí, aquella sensación hermosa y mágica fue sólo una mentira, era lo que fue siempre pero que quise confundir con talento, era sólo un juego, una efímera fuerza de voluntad venida de la intensidad de mi alegría de la infancia. Y también de la de la envidia, el enojo y el dolor de la traición. Pero yo soy sólo eso. una gran mentira.
No encuentro mi vida, no encuentro la excusa que me hizo perderla, ya solamente encuentro la tonalidad en esta sangre que refleja la anemia de esperanza, pasión e ilusión. La única manera en que el universo nos demuestra que estamos equivocados es dándonos puñetazos en la cara, conmigo se ató cuchillos a las muñecas, porque me cuesta mucho más trabajo que a nadie ver lo que está sucediendo, hablarlo con valor en vez de sólo mirarlo de lejos envenenada de empatía, eso es lo que pasa.
Este corazón revienta.


viernes, 21 de septiembre de 2012

Lejos.

El aroma de los recuerdos había desaparecido de mi ropa durante un tiempo, el de la espera no, pero tampoco puedo ponerme a pedir milagros. La vida, para mí, siempre ha sido encantadoramente injusta, derrumbando mis obsesiones, mis intentos por llevar una agenda como se debe y también por la mayoría de las cosas que me vuelven loca; sin embargo, hoy puedo aceptar que la estabilidad tampoco me apetece, a penas me mojé los labios con ella, ya lo sé, pero en serio no quiero tenerla todos los días como plato fuerte.
Soy una criatura de hábitos, aferrándome a lo que sea necesario para sentirme cómoda antes de sentirme bien, lo sólido me parece bien aunque viva soñando con el agua clara y la corriente marina, toda mi vida, como si fuera algo que no se puede cambiar, por diferentes razones congénitas y también por exigencias del corazón.
Ya no te pido que reflexiones sobre esto, ya no te pido nada porque sé que para mi voz tus oídos son sordos y tu piel completamente de cera, ya no puedo decirte nada tampoco porque tu nombre poco a poco se ha ido borrando de mi léxico, se encuentra desvaído por tantas lágrimas. Tú eres esa consecuencia de la vida ventajosa con la que vivía antes de conocerte, eres esa capacidad y afán de hacer el mal por una alevosía bien delimitada, aquello que no sólo me dejó sola, sino que me dejó maldita. No me importa ya, sólo necesito quedarme aquí, quedarme contigo, encerrada y aún soñando con escapar, no me importa. Tú eres todo lo que quiero porque eres todo lo que yo no soy.
Ya no sé si me falta creatividad, suelo, condicia, amor o pasión, a veces me falta todo y aunque sólo te tenga a ti, te puedo disfrazar de cualquier cosa.
Mi mente creativa vive encerrada en sus propios castillos, mi vida está encadenada a la tuya aunque esa cadena poco a poco la vaya asfixiando, la luz que despide el futuro la recibes tú, en tu cara, en tus ojos, en aquello que no puedo querer pero tampoco puedo dejar de querer, y aquello que tú quieres de mí hace crecer cada vez más una sombra que se extiende sobre mi rostro, y mi alma, del fondo de esa sombra no podrá liberarse, ¡nunca más!

Referencias (en orden jerárquico): Edgar Allan Poe, Manic Street Preachers, Taking Back Sunday.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Paint it black and take it back.

A veces puede parecer un defecto de fábrica: que si somos producto de cómo fuimos criadas, que si somos tapetes, que si somos sombras, que si lo que tenemos es falta de amor propio... No importa. Los flashazos de una vida mejor son lo que importa, porque es la verdadera consciencia, por muy pequeña que sea, la que puede abrir el paso a la verdadera felicidad.
¿Yo que puedo decir sobre la felicidad? Demasiado poco, la que he tenido ha venido demasiado a cuentagotas como para poder considerarse felicidad de verdad, porque desde muy niña he creído firmemente (por variadas y muy válidas razones) que ser feliz está muy mal, además de que me ha faltado compañía siempre y nunca me he sabido hacer muy feliz yo sola.
Sin embargo, y pese a que sufrí tanto como un ser humano (de tal o cual edad) era capaz de sufrir, la soledad me ofrecía una libertad que no supe valorar y que sacrifiqué por absolutamente nada más que golpes limpios en el rostro y un knock out.
Y desde el piso, con la visión borrosa y la cara ensangrentada, lo único que pude pensar es que fue mi culpa. La culpa, sí. Ojalá pudiera luchar con la maldición congénita de la culpa, ojalá pudiera ser como aquellas personas que se alejan de mí persiguiendo algo mejor para ellas mismas,  cómo quisiera saber lo que es 'mejor' para mí, pero sé que no lo lograré si conservo la visión que adopté cuando tenía diez años de que cualquier cosa sería mejor que lo que pudiera ofrecerme yo misma.
Hoy me doy cuenta que no es así, hay un valor en el espacio personal (o al menos en el mío) que nada puede ni siquiera afianzar a la mitad, nada se compara con esa magia, con esa energía, con esa pasión; ¿qué le ha pasado a la persona creativa y siempre dispuesta a sobrevivir? Se quedó mirando desde el piso, noqueada, absolutamente absorta en su pensamiento habitual, aquel que moraba en la más recóndita esquina de la oscuridad solitaria en donde ella dormía: que tú tienes la culpa, que tú no sirves para nada, que nadie va a quererte nunca. Y es entonces que se conforma con cualquier ojo que la mire, con cualquier mano que la toque, con cualquier persona que esté ahí aunque a cambio de lo que había conservado intacto tanto tiempo no le de nada, porque no merece nada.
Por tonta, por ciega, por ser como es.
Lo bueno de mí terminó por nunca poder ecplisar lo malo: la herencia destructora, el factor psicótico; que la vida sea la que me juzgue pero tú no, a ti ya te he dado demasiado crédito en esta historia. No pienso darte nada más.

sábado, 25 de agosto de 2012

There's nothing wrong with running away.

No existe forma de escapar a esto, no existe. Es como querer desviar la bala que sé perfectamente que se dirige hacia mí, aunque lo haga por la espalda, una vez más.
Las venas se encuentran secas, el terreno erosionado y todos los envases (opacos, traslúcidos, eternos, rosas... muertos) vacíos; la esperanza no se crea ni se destruye, pero tampoco viene, solamente va, como siempre.
La pregunta sigue siendo la misma, ¿qué es lo que hay que hacer? El infierno sigue siendo el lugar en el que habito, yo no soy libre de pecado, yo no soy una excepción, ni mucho menos una víctima pasiva; yo estoy aquí, como muchos otros, escondiendo la cara debajo del ala, como las aves, pero no para dormir, sino para soñar que estoy en otra parte.
Adoré a la soledad más que cualquier otro ser viviente (que haya permanecido vivo), me goberné por la autocompasión y me dormí detrás de la defensa más flexible y contraproducente que pude encontrar, ¿para qué? Al final, fracasé en mis intentos por llegar a cumplir mis propias fantasías impuras, mis delirios de elocuencia, mi obsesión con la perfección y me eterno compromiso con las mentiras, todo se terminó, como todo se termina siempre y las cosas nuevas, a pesar de cualquier opinión misógina (ignorante, precipitada, sin fundamentos) que pudiera emanar de mi persona, no dejan de llegar, de sostenerme furiosamente la cara con las garras y de forzarme a llenarme la boca con el carbón para encender su fuego.
Entonces no queda más que esperar a que ese fuego deje de arder, a que mis ojos dejen de llorar cenizas, a que la lava que vomita mi corazón deje de petrificar todo mi interior, y tal vez en ese momento, sin tanto humo y sustancias tóxicas, vuelva a ser quien yo era. No es que yo ame a esa persona, es más, ni siquiera le tengo un poco de respeto, es, simplemente, que formaba parte de mi esencia, del alma que yo recuerdo que reconocía, que habitaba en mí como el relleno sustancioso dentro de alguna masa llena de grumos.
*                                                                            *                                                                               *
Hablando con honestidad, sin palabras rebuscadas, sin sentimientos de golpe, sin promesas hechas al vapor, sin vicios del ideolecto, no creo que a este punto esta pieza amorfa pueda reconstruirse, hay demasiados espacios en blanco, aquellas piezas se perdieron en la oscuridad, de hecho, no sé exactamente cuánto porcentaje de esta vida sea capaz de reconstruirse, lo que sé es que tampoco me queda otro plan, ya no me queda nada, ni nadie. Nacimos llorando, siempre, y moriremos llorando. Siempre.

sábado, 14 de julio de 2012

Anabelle Lee.

It was many and many a year ago,
          In a kingdom by the sea,
    That a maiden there lived whom you may know
          By the name of ANNABEL LEE;
    And this maiden she lived with no other thought
          Than to love and be loved by me.

    I was a child and she was a child,
          In this kingdom by the sea;
    But we loved with a love that was more than love-
          I and my Annabel Lee;
    With a love that the winged seraphs of heaven
          Coveted her and me.

    And this was the reason that, long ago,
          In this kingdom by the sea,
    A wind blew out of a cloud, chilling
          My beautiful Annabel Lee;
    So that her highborn kinsman came
          And bore her away from me,
    To shut her up in a sepulchre
          In this kingdom by the sea.

    The angels, not half so happy in heaven,
          Went envying her and me-
    Yes!- that was the reason (as all men know,
          In this kingdom by the sea)
    That the wind came out of the cloud by night,
          Chilling and killing my Annabel Lee.

    But our love it was stronger by far than the love
          Of those who were older than we-
          Of many far wiser than we-
    And neither the angels in heaven above,
          Nor the demons down under the sea,
    Can ever dissever my soul from the soul
          Of the beautiful Annabel Lee.

    For the moon never beams without bringing me dreams
          Of the beautiful Annabel Lee;
    And the stars never rise but I feel the bright eyes
          Of the beautiful Annabel Lee;
    And so, all the night-tide, I lie down by the side
    Of my darling- my darling- my life and my bride,
          In the sepulchre there by the sea,
          In her tomb by the sounding sea.
 
                                                              -Edgar Allan Poe.  

viernes, 13 de julio de 2012

... Y aunque yo quisiera no se da.

Era un suicido, una hora, un segundo, un minuto, una lágrima derramada que a nadie le importaba, el extracto incoloro e indefenso de su alma y juventud, eso era ella todos los malditos días. Era un regalo, decían, ¿y si alguien me hubiera preguntado qué pensaba yo? Yo no pensaba nada. Casi siempre era su olor lo que me disgustaba, su presencia me causaba mareo y su nombre, náuseas. Ya no se podía decir que era amor lo que sentía por ella, era sólo una infinita compasión que había estado empollando sin querer en la cuna de la culpa, la que ella me adjudicaba con esa mirada angustiada que, de verdad, a nadie le importaba. Si de algo sabía yo era de la culpa, mil veces había tenido que arrastrarme como un gusano de la peor clase, pidiendo, implorando a cualquier persona como ella, o peor que ella, que un día todo tomara forma, que el tiempo de espera se cumpliera y que la luz me diera en la cara o que me absorbiera la oscuridad, pero nunca sucedió nada, gracias a mí; siempre es lo mismo conmigo: no hago lo que quisiera y aunque quisiera no lo haría.

Qué triste que no haya víctima con nombre aquí, qué lástima que el victimario firme hoy con una gran equis como la cruz que lleva ella en su espalda, sin un autor capaz de salvarnos la vida; mil años habrían de pasar y nosotros seguiríamos encadenados, juntos, con ella y su mano en mi cuello forzándome a mirarla como siempre hemos deseado ambos que yo pudiera mirarla; ella no entiende que estos ojos se quedaron ciegos un día y aunque transcurran en este mismo instante esos mil años que ella podría esperar, yo nunca podría sentir lo que siente ella; ¿y si me preguntan qué es lo que siento yo? Un abismo, una pasión hecha añicos y un deseo inalcanzable de perderle la huella, de escapar de ella. Cómo quisiera cerrarle los labios por una vez, que me mirara sin miedo y que yo pudiera ser capaz de decirle 'Mira, ya no te quiero'... que las cadenas calleran a pedazos y no ella. Ojalá yo pudiera entender que la vida (ni nadie) no nos tiene sentados atados de manos y pies, incapaces de romper el hechizo, o, en este caso, la maldición...

Qué mal que no podría, ni ella, ni los dos, ni nadie. La verdad se nos escapa de las manos siempre que creemos tenerla ahí y aunque así fuera somos personas débiles y demasiado amables como para poder discutirla, estamos demasiado sordos, ciegos... perdidos, estamos demasiado atados y muy poco enamorados. ¿Qué sería de nuestras vidas solos? Una tormenta, un delirio. Qué mal que no puedo hacerlo. Ella era un suicido, siempre lo fue y siempre lo será.  Siempre es lo mismo con ella: me daría lo que yo quisiera y aunque yo quisiera no se da.

lunes, 11 de junio de 2012

Todo.

Tal vez no sea necesario decirlo de esta forma ni en estas condiciones porque, creo que algunas cosas son evidentes, no a primera vista y ni a todos los ojos, pero digamos que no son sorpresas; lo que intento es únicamente terapéutico y de milagro podría parecer artístico. Lo cierto es que soy una persona no muy normal, tiendo a convertirme en una maraña de excusas filantrópicas que llegan a un egoísta hoyo negro, pero ese no es el punto esta vez, simplemente hay un par de cosas que necesito, otro par que me obsesionan y algunas sin las que no puedo vivir... Y hacer listas es una de ellas.
Desde niña tengo fascinación por hacer listados de prácticamente cualquier cosa, fascinaciones podría ser el título de uno de ellos porque son cosas que disfruto y que no le hacen mal a nadie. Podríamos empezar por nombrar, porque, para mí, forma parte escencial del juego de hacer listas, bautizar cosas inanimadas con nombres propios fue de mis mayores diversiones cuando niña y, hasta ahora, escoger cómo se llamarán los personajes de mis novelas es de mis procesos favoritos.
Apilar y organizar... bueno, es una manía, es decir, fascinación bastante reciente, tiene qué ver con el equilibrio de la cosmogonía, un pequeño detalle puede volver al día cabeza abajo o peor, aniquilar otro montón de cosas importantes. Entonces, todo tiene su lugar y debe permanecer allí en todo momento, es simple y si no lo es, no me dejará dormir... y así comienzan las obsesiones.
Algunas de mis obsesiones son permanentes, bañarme todos los días es una de ellas, si no lo hago... no, ni siquiera puedo pensar en ello, me causa náuseas, me causa mareo.
Odio la inestabilidad de la relación grande-pequeño en todos los objetos, es algo difícil de explicar, y tan parecido a una fobia que realmente no pienso profundizar en ello, se me acelera el corazón.
Desde que tengo memoria muerdo mis uñas y además me las como y, más recientemente, desgarro la cutícula y el resto de la piel que rodea a las uñas con los dientes o la mano contraria, la obsesión comienza cuando siento una enorme satisfacción cuando el pedazo que arranco es grande y también cuanda la sangre corre mucho.
Mi cabello siempre ha sido muy frágil, hasta hace poco se me caía en cantidades exageradas, lo cual tiene que ver con la más grande de mis necesidades, pero entonces descubrí las puntas abiertas y, a falta momentánea de otra opción, las corté con mis dientes. Es asqueroso pero es cierto, y lo puedo hacer durante mucho tiempo...
Mis necesidades, aquellas cosas que podrían matarme si me faltan son, afortunadamente, pocas. Necesito leer al menos dos libros al mes porque, para mí, representan un alimento para mi mente y mi alma, además de un freno para mis obsesiones.
Necesito escribir, de esto depende mi vida entera, mi salud mental, física... la relación entre esta pasión-necesidad y yo es más que vital, es existencial, esencial, estratosférica... Pero entonces, hay una mucho más humana y la más difícil de combatir, la que me puede matar más rápido que las otras: la autodestrucción. Es una adicción, una maldita locura, y espero, solamente espero, que jamás le gane el terreno a las demás porque... Ya no habría vuelta atrás.

domingo, 3 de junio de 2012

Hueso, carne y sangre.

Son realidades estéticas que un día escaparon de mi alma, el día que se desinfectó con cloro y se sanitizó por horas, el día en que se la vendí al diablo para que la llenara con insultos hacia mi persona a cambio de una efímera pero real felicidad, realidades estéticas que conservan helada mi imagen en los ojos y cada vez peor en la piel; ojos que ya no reconocen el rostro al que están unidos, y piel que ya no reconoce más que sublime dolor.
La conciencia callando cada vez más, la locura, la magia y la pasión ocultándose en los sueños, esperando... esperando que esa conciencia se desnude frenta a ellos, que los abrigue como antes, que les mate lentamente y les haga gritar de obsesión.
Realidades estéticas desapareciendo un milímetro al día, al principio sólo del cuerpo, luego del alma, ahora, del resto del universo. ¿Qué está pasando conmigo? La imagen se desdibuja, todo (incluso lo más vital) parece demasiado fuera de foco, la inteligencia se cubrió de hulla hasta que dejó de brillar y la esencia dejó de ser de vainilla, clavo, rosas y moras azules, para convertirse en muerte.
Hqeso, carne y sangre: Hueso ahogado en grasa, carne celulítica y sangre muy pesada.
Realidades estéticas abandonando a la humanidad, realidades paranoicas: "si se ha ido de mí, se ha ido del mundo", realidades desechas, violadas y desfiguradas como un poco de barro cosido sin forma haciéndose sólido en vez de convertirse en obra de arte. El corazón está amenazado por el hambre, y el cerebro, atado a un amor metálico hecho de cuchillas que se desliza cuerpo abajo, cada día un poco más. Obsesión, fuego que las realidades no supieron alimentar... Realidades estéticas de las que he sido exhiliada.

martes, 29 de mayo de 2012

Damages

El golpeteo de las lágrimas sobre mi piel me hace imposible pensar en otra cosa, el dolor es siempre parte de mí como cuando juré, hace muchos años, que nunca podría dejar de hacerme daño. No puedo.
Acepto que he fracasado en más aspectos, muchos más, de en los que he ganado y, sin embargo, sigo pensando que algún día la energía que toma de mí el simple hecho de abrir los ojos a un mundo que detesto va a regresar a modo de recompensa.
Ingenua, desubicada y culpable, ¡culpable y siempre culpable! Ya no es suficiente callarme la boca porque el sonido que hace no prueba ningún punto y ni siquiera se acerca a lo que realmente quiero decir. Tampoco es suficiente la sangre porque me prometí que ese vicio malo no iba a ganar más poder sobre mí, y falla precisamente porque quisiera hacerlo de nuevo y justo ahora. No es suficiente privarme de la vida, ya no me dejas hacerlo y el cuerpo, indudablemente, tiene al corazón por centro. La pregunta es ¿qué va a ser suficiente?
¿Cuándo fue la última vez que viste en mis ojos algo por lo que valía la pena dejarlo todo atrás?, ¿qué te hizo pensar que mi vida sería compatible y compenetrable con la tuya?, ¿por qué éso ya no existe?
Mi mente segrega sustancias venenosas que hacen que me enferme y quiera vomitarte en la cara culpas que no son tuyas, porque la verdad es prohibida y mi corazón cada día se hace más duro gracias a esa enfermedad hereditaria de producir objetos puntiagudos y dárselos de comer a los otros, y luego, reconozco en el espejo al bicho mágico del arrepentimiento, susurra el contrahechizo y me creo que ya no puedo hacerte daño, pero sí puedo. Me niego a lo que soy y a aceptar que no es perfecto, es tan horrible, nauseabundo y miserable que no te lo puedo ofrecer una vez más, ¿qué clase de amor es este? Es justo como el que te quise evitar.
En esta alma ya no hay planta marina capaz de atarme un poco a la realidad, en esta vida ya no hay vida que crezca en forma de ilusión, mentira o espontaneidad; a veces reparto mis omisiones y mis tragedias como algo trascendental pero estoy aquí para aceptar que el amor que siento por ti echa raíces en mis mil quinientos lados oscuros del corazón para partirlos a la mitad, para desquebrajar este mundo infernal, pero mío. Ya no le canto a la soledad, a mi eterno miedo infajtil, ni al momento en el cual termina uno y empieza el otro, ya solamente eres tú.
Miro atónita el maremoto que se acerca porque si ya me perdí yo, cuando me pierdas tú ya no va a quedar nada, pero si te pierdo yo, al menos vas a seguir estando tú. Siempre vas a estar tú.
El viento nunca ha sido lo mío, hace mucho, mucho daño.

sábado, 19 de mayo de 2012

Nameless here for evermore.

October 7th

Edgar... La pasión y el duelo, la belleza, el horror, la fascinación y el deseo... Tu sangre se agita en mis manos como un pez se retuerce por su vida. Odio esta parte de mí que cree que eres tú gimiendo dentro de mi más oscura locura, un sueño dentro de un sueño, una pesadilla diurna...
¿Qué más da, Edgar, si soy lo que soy, o lo que fui, o lo que sea?, ¿qué más da si no soy como tú?
Eres la inspiración, el éxtasis, la obra maestra, ¡eres sal, eres sangre, eres ceniza!... Eres esa nota angelical que resuena una y otra vez dentro de mi mente y mi garganta; mi luz, mi dios, mi vida...
Pasar una era entera de mi vida soñando contigo, con ese gobierno que tienes tú sobre mis pasos, con tu mente grisácea y tus ojos de gato, esperando ser vista algún día por ellos, eso lo puedes entender, lo puedes sentir a penas con las yemas de tus dedos muertos ciento cuarentaicuatro años antes de que el demonio arremetiera contra mi cerebro en formación para regalarme a ti.
¿Qué fue lo que hicimos, Edgar?, ¿qué fue lo que hiciste tú?
Me encendiste como una cerilla que ya no pudiste apagar nunca y se extendió abrasando al mundo, al destino, al mar y al cosmos entero esperando una respuesta, esperando al pájaro de ébano que salvara su vida y separara su alma de la tuya... y aquí estoy.
En esta Tierra ya no hay pájaro o bestia que se apiade de nosotros. A quien despreciamos en vida, hemos de amar en la muerte; no hay nadie más, eres sólo tú.
¡Es el viento y nada más!
Yo no soy Sombra, no soy la oscuridad en la que te sumergiste, ni el sueño que viste ahí, aquel que nadie más se atrevería a soñar... no soy el bufón valiente ni el humillado hambriento de venganza, no tengo los dientes que te obsesionaban ni el ojo que aborrecías, no soy a quien le descifraste la muerte ni a quien amaste incondicionalmente toda su vida... No soy esas manos acariciando a las musas, tus manos de mujer, que aunque nunca me tocaron, me dejaron vibrando el corazón para que contara historias ocultas debajo de un piso de madera.
Yo no soy la rara y radiante virgen que por los ángeles fue nombrada, sólo soy el espejo que rompiste una y otra vez y la eternidad con la que soñaste... Aquí ya sin nombre, para siempre.

miércoles, 16 de mayo de 2012

"All the things that make you who you are"

La mente fragmentada y desobediente se escurre sobre mi piel destrozada, mi piel agujereada por el olvido y la grasa, como un colador gigante de malas ideas y cabellos largos para engañar. La estabilidad nunca es una opción posible, tampoco es como si la fuera elegir; la ansiedad adormece mi raciocinio, ha matado por completo mi sentido común desde hace casi tres años, y ahora la inquietud y la desesperación corrompen mi vida desde dentro.
¿Qué es lo que tengo que hacer?
He elegido la vida por mi voluntad y luego me he arrepentido.
Pero, ¿qué es mi voluntad ahora? Es la esquina por la que doblo todos los días pero en la que nunca me detengo ni siquiera a mirar. No tengo control, ni paz, ni genuina alegría. No soy nada más que un manojo de nervios que no deja de crecer un poco más cada día.
Los elementos que se retuercen bajo mi almohada me desollan el sentido del oído y me acercan un poco más a aquello en lo que ya no creo. Tomar decisiones nunca ha sido mi fuerte, pienso demasiado y al final prefiero no cambiar... de ser por mí nada cambiaría nunca.
Escucho a lo lejos lo que ya no quiero oír aunque ya no pueda hacerlo, las ideas a veces hablan y resuenan dentro de mi corazón trasmitiéndome toda su energía negativa, ¿qué es lo que tengo que hacer? Mis dedos no dejan de contar ni mi boca de decir sí a algo que realmente no quiere.
Mi materia gris se volvió verde, es como si yo ya no fuera yo, mi interior es el vivo ejemplo de la maravilla de la juventud, mi cuerpo es un reflejo confuso de todo lo que hice: mi mediocridad, mi obsesión y mi desgracia.
Soy lo que prometí que no sería, soy un abismo entre lo que fui y lo que siempre he querido porque, simplemente me detuve y la vía se terminó. He querido correr hacia atrás por mi eterno amor a lo imposible, he querido deshacer lo que soy y me he arrepentido cuando estoy a punto de intentarlo; ya no tengo fuerza y ya no tengo valor. Soy peor que un insecto absorto en instintos o un humano incapaz de pensar... soy peor que nada. ¿Qué es lo que tengo que hacer?

domingo, 13 de mayo de 2012

Soy

Entiendo todo, yo lo entiendo todo, veo claro en tus ojos lo que necesita tu corazón. Yo lo entiendo, entiendo la furia y la gracia y entiendo por qué yo no me entiendo a mí. Yo callo y engullo terrores y dolores con singular hambre porque no puedo tener otra y porque así es como se supone que debo ser. Escucho y pienso pero no siempre comento porque no quiero dañarte, a veces pienso que no quiero escucharte. No quiero verte y desearía no haberte conocido... a veces lo que escucho en mi mente suena mucho así.
Yo no seré perfecta pero sé que soy peor que tú, a veces mejor, muchas veces. Me cuesta pensar en ti, en ustedes, en sus ojos despoblados de luz y en sus ojos repletos de un dolor que no puede evitar desbordarse y arrasar con todo a su paso. Negar la existencia del mundo ya no funciona para mí, me dan ganas de hacerlo, claro, pero de algo tiene uno que vivir.
Los gritos son golpes de teclado y el eco resonará para siempre aquí. ¿A quién le importará? A mí no, esencialmente. Simplemente hay gente que necesita explotar y vomitar y enjugarse las lágrimas y seguir sobreviviendo... yo sí, tú no. Tu bocina, sus bocinas, su alma y tu alma soy yo, soy la válvula de escape de otras cuantas vidas. Somos iguales, mil reflejos, cristales y excedentes de masa muscular. Celulitis y silencios.
Se dice que hay espacios vitales y argumentos personales, sí, pero nada es real porque siempre tenemos a alguien que dejamos que nos viole una y otra vez, y nos gusta. Tal vez llegue la hora de hablar de ti... no. Hipócrita soy, sí, mentirosa soy, obviamente, pero la verdad es que no soy y nunca seré...

viernes, 30 de marzo de 2012

Ni yo, ni nadie.

Ojalá pudiera ordenar por jerarquía los pensamientos que tengo, como debería.
Por muchos años he tratado de colocarme en la posición que me corresponde, como la persona que debería ser, sin embargo, la esencia que respiro, que vivo y que manifiesto, la persona que soy en realidad, no me permite hacerlo. No existo. No soy. No como debería ser, al menos.
El susurro de la mortalidad hace que mis articulaciones se inflamen y me duela cada movimiento, como si no fuera capaz de hacer algo por defender mi propia mentalidad, por diferente que sea; como si quisiera dejarla morir a pesar de que sé que quizás (y sólo quizás) pudiera ser mejor que el resto.
La cobardía y el dolor se acurrucan y se besan lentamente en el fondo de mi corazón, bajo la manta térmica infinita de mi mediocridad y mi conformismo. El miedo les embriaga. ¿Qué es lo que tengo que hacer? ¿desnudar la realidad y mutilarla ahí mismo?, ¿desafiar el orden y el poder de la constumbre por algo que podría o no funcionar? La migraña hace de todo una nueva madeja cada noche, cada una con diferente grado de complicación; los personajes se mezclan en un infinito baile de instinto y deseo, las sirenas se miran y se abrazan aunque no puedan convivir en el mismo plano todos los días.Las heridas no cicatrizan y las preguntas no dejan de surgir. Las voces no se callan.
El interior resuena como si fuera lo que a veces parece ser, un pozo sin fondo. El corazón palpita ofendido porque se siente ignorado y esta completamente solo.
Estoy volviéndome loca a plena luz del día y, de nuevo, a nadie realmente le importa.

No existe lado malo ni lado bueno, sólo existe, y sí, una gran diferencia entre cada hemisferio. O tal vez, simplemente unos días son mejores que otros.

viernes, 16 de marzo de 2012

Obsesión.

Kraken se movía del otro lado del mar, la tierra se disolvía, brillando como limadura de plata, yo le miraba, como siempre; el silencio se expandía entre nosotros en una atmósfera alucinante. La obsesión sólo crece cada día un poco más.
Él tiene razón, es su voz (que desconozco) la que me llena la cabeza a diario de historias y mala intención. Él es la razón de la migraña y la constante desgracia de mi mente, la erupción de líquido apestoso de la piel necrosa.
Kraken alumbra mis días con una luz violácea, con una sonrisa malévola y una visión del mundo poco confiable; seduce y engaña con su apariencia, con todo lo que sueña ser y que transmite, sí, aunque sea por un segundo y, sin embargo, no va nunca más allá de ilusiones de agua y tentáculos grisáceos.
Kraken derrite mis defensas porque encuentra algo de mí en sí mismo y me lo muestra, me lo restriega en la cara y cree (porque siente) que soy sólo ese trozo de él que yo quisiera ser capaz de poseer por completo; pero en eso se equivoca.
La esencia es sólo una, fragmentada, derretida, violada, estupefacta, saludable, repulsiva y estúpida, muy estúpida; pero sólo una.
Kraken se arrastra por el agua y se acerca lentamente, como si fuera una mujer, pero no lo es, es un monstruo.
La vida descarriada que lleva, por mucho que se parezca a la mía, no la disfruta un sólo instante (tampoco) y aún se regodea de lo prometedora que pudo llegar a ser. Preteniendo que algún día realmente suceda.
Por sí mismo Kraken no entiende lo mucho que ha arruinado las cosas. No es parte del futuro, a veces ni siquiera es parte del mundo. Igual que yo.
Kraken y yo somos seres similares mas no idénticos y él aún no lo sabe, hay días que alcanza a vislumbrar la diferencia y la evade, al igual que otros detalles que conozco de su existencia, prefiere bajar la mirada, encontrar la mía y desafiarme pues no tiene nada que perder... Se arrastra para hacerlo ahora mismo, con su lengua venenosa, rugosa y poco menos que gigantesca. Aunque realmente no me hace daño, de tanto tenerla encima, irrita. Él dice en mi mente lo que yo no quiero escuchar y me hace sufrir, enloquecer o enfurecer según sus ocurrencias. No me hace perder más que la paciencia, lo cual en sí no es un gran mérito.
Kraken sigue, consicente o inconsciente de lo que quiere y de lo que provoca, no estoy segura pues no tiene idea de por qué lo que quiere no es lo que tiene. No puedo esperar que ciertamente algo que venga de él funcione...

sábado, 25 de febrero de 2012

"Elige la vida" Dijeron.

La mirada se me nublaba, el polvo oscurecía el panorama una vez más; a penas había tenido pequeños roces con la realidad y había preferido permanecer sumergida en la turquesa ignorancia. La razón no me obedecía en la misma forma que al resto, desviaba la mirada a lo que le convenía para no sentir nada y relajarse (un par de segundos) ante una realidad poco menos que difusa.
"Elige la vida" Dijeron.
El alma se evaporaba lentamente y se colaba poco a poco en mis sueños más profundos, aletargada, cansada de tanto sufrir por realidades utópicas solamente para no sufrir por la que es de verdad.
"Eres inteligente" Dijeron.
La muerte (una fuente de energía real, y por real mucho mejor que tú) me había estado helando las entrañas, como si quisiera prepararme para la realidad que nunca había visto, tal vez por imbécil o por estar demasiado bien acurrucada en el asiento de primera clase bajo el brazo de mis padres, tal vez porque era muy joven o estaba demasiado mimada... la identidad era una y sólo una, yaciendo bajo el cuchillo de la muerte, aprendiendo de lo mucho que necesitaría ajustarse a un mundo al que se negaba y que por eso debía mirar fijamente a la muerte, aunque estuviera ahí siendo su presa, pero nunca tuvo el valor de tomar de la mano a la vida.
A la vida no la importa si eres inteligente, si tienes energía o no para defenderte, ni siquiera tus experiencias con la muerte; la vida necesita, que se le demuestre que se tiene interés por ella, que se tiene dignidad y sobre todo, que se tiene valor para elegirla más allá del reto que represente... La vida es mujer, y ama a los guerreros.
"Eres valiente" Dijeron. ¿Valiente yo? Elegí demasiado el camino fácil hasta que lo desgasté y se vino abajo, a la muerte ya ni siquiera le interesa mirarme a los ojos ni helarme la sangre, ya no le importa que la elija a ella una vez más.
"Elige la vida"Dijeron. Me derrumbé un segundo porque la realdiad me golpeó tres veces esta semana, porque no se puede vivir en el reino del mar ni tampoco puedo vivir aquí contra mi naturaleza, pero he de elegir la vida para luchar con ella, para luchar por ella, para sonreír con ella, acurrucarme entre mis nuevos brazos y sacudirme el frío desde dentro; odiarla y amarla más de lo que he podido hacer con cualquier otra cosa, para obsesionarme con ella, aunque no sé si realmente quiera hacerlo... es tan sólo que la muerte ya no es el enemigo.

martes, 21 de febrero de 2012

Turquoise

La vida a veces es más desgastante que el agua (que disuelve todas las cosas del universo).

La vida te hace mirar al cielo y ya no ver las estrellas, incluso sin la menor esperanza de notar lo que las antiguas personas miraban, sólo deseándolas como las recuerdas... como cuando éramos niños y su lejanía y perfección nos sorprendían, porque las veíamos pequeñas y pensábamos en lo diminutos que nos veríamos desde ahí. La vida (poco a poco) nos hace pensar que somos grandes-
El agua nos hace débiles o fuertes según nuestra naturaleza primaria, en el agua te pierdes o te encuentras, como se supone que uno tendría que poder hacer en la vida; sin embargo, la vida puede ser un sólo segundo y al otro segundo no (así también el agua) pero la vida desearía poder ser, al menos un segundo, tan transparente como el agua.
La vida (tal vez) se inició en el agua y (tal vez) terminará en ella.
El color turquesa nos une y nos debilita, la amoratada libertad de la vida también... cada vez que abrimos nuestros ojos a la vida nos ciega, cada vez que abrimos nuestros ojos al agua nos arde; el agua y la vida, la vida y el agua (no son lo mismo)... Desgaste y disolución.
El sueño de las leyendas de ultramar, las estrellas, la luna, el sol, el viento, la arena, las rocas, las algas... la vida (las sirenas)... La historia de la identidad, de los orígenes de la imaginación saliendo a borbotones de la mente inspirada y embriagada con agua. La magia, el silencio, la soledad y el cuenco medio vacío.
El agua y la vida; el terror y el desierto. La llama encendida y el misterio que se aleja de nosotros después de, cada noche, contarnos al oído los temas de agua que en nuestra infancia nos obsesionaban, nos intrigaban y nos hacían delirar de pasión y de vida...

El desastre turquesa se sale de tu mente cuando abres los ojos. Nos ha desgastado de noche y ahora, la vida nos desgastará de día.

miércoles, 25 de enero de 2012

Apuesto a que no...

No, porque en el sentido más sublime del odio tan grande que tengo para ti en mi corazón, supe que tú siempre fuiste como yo: un alma trágica, romántica, encantada de ironía, de magia, de lástima y de dolor, mucho dolor.
Hay tantas de nosotras dentro de nosotras mismas, personas indefinidas, impalpables, imperturbables. Tal vez pudiera tocar algún día tu cabello macabro y seducirlo hasta el fondo del abismo que tengo dentro del corazón para que pudieras ver cómo la infinita cadena de fantasmas de los días pasados te ve. Y nunca deja de verte.
El amor que a veces me ciega me hace pensar, infinitamente, que tengo que superar...te. Porque por las noches todavía me abruma el mal consejo de las mil lenguas que tocan mi cerebro, se lee algo así como que tú siempre fuiste la mejor elección, la ganadora, la original, que yo llegué a cubrir el mal como un vendaje que nunca se cambió y la verdadera esencia del amor oculto tras esa herida asfixia cada uno de mis buenos sentimientos y de pronto no soy nada más que tú.
Enferma y desesperada. Desesperada y loca.
Apuesto a que no... No es cierto, a veces creo que nunca podré tener esa luz de la maldad cruzando ni levemente mis ojos... tus ojos... nuestros ojos... ¿Cómo puedes fundirte tanto conmigo, mi encantadora némesis? Si debería tan sólo odiarte, o ignorarte o... no se qué.
Tal vez simplemente debo dejarlo todo morir... de nuevo, para que cuando renazca me dé cuenta de lo estúpida que fuiste y de lo más estúpida que fui yo, y apuesto a que, algún día, dejaré de compararme contigo para que tu voz no me aqueje más, para que tu nombre no me pese tanto y pueda decirlo a cualquier persona y en cualquier circunstancia... para que tu esencia se vaya de mí... Apuesto a que no lo hará, nunca.
Némesis o no, tu alma es como la mía, la diferencia es que... Yo no soy tan fuerte, ni tan digna, ni tan estúpida.
Buena suerte, vete de mi mente, pero buena suerte.
No... apuesto a que no lo harás.

sábado, 7 de enero de 2012

I can't get it right since I met you.

Somedays are worse than others, someday I just can not handle myself anymore. You are everything that I had ever wanted in a man, because I wanted a bad man, like any girl would.
It is obviously bitting me.
Im a good girl. Not a good woman because I am too whiny to be one and not a good person because I am just not but, I do everything you want me to do and I would do more if you ask me to, this is just wrong, right?
There is not a single man who is still seeking for a good girl. Men want strenght and confidence, because that is what a real woman has. Girls, in the other hand, are fragile and romantic. Passive and weak. I rock at being a girl.
But, seriously, what is wrong with me? Why can't I be mad at you just for once? Why can't I do something? Why am I not clear? Why do I have to cry everytime I have to tell you something "important"?
Because of you.
You made me like this. I had a very weird feeling when I met you, I knew you would be my ruin.
I love you, but this love had made me crazy. I know that I have no life without you, I know that I depend/ relay on you for pretty much everything but I made a mistake: I let you know about it. All the time.
You know that you are my whole life and that is the best reason as any for a man to hurt a woman... in this case, a little girl. Or a little dog, I'm not quiet sure.
I can't stand up for myself, for what i think, for what I belive or for who I am, I can't anymore because I LOVE YOU and I dont want to hurt you, EVER.
But this is still going on bigger and stronger everday.
It makes me sad because it is not just about hurting you but also about upseting you. And I know pretty much everything can make you upset, that's way I rather shut up and do whatever you want to do.
I rather please YOU, make YOU happy and loving YOU than me. It is that simple.
And it sucks, I know. I know that it isn't just because I love you, it is because I am afraid.
I am afraid to be alone and I am afraid of being without you (there's a difference), but, most of all, I am afraid of what you can do to me if you get mad at me. I have seen that look in your eyes when you are angry, I have seen the power and the fury running through your eyes and it terrifies me. It doesn't scares me to be beaten or dumped, your words are the deal. You can kill me just by telling me that I am not worth it. Because it is true.
That's the key.
But, you know, I rather being without you than making you unhappy so probably I would take it if necesary. That's it. Do what you want to me as long as you are ok.
You will get tired of me one way or another. Soon or later. You will end up bored because of how good I am, how stupid, useful/less I had been. But, you know what? Screw that and screw you.
I love you.

lunes, 2 de enero de 2012

Hemorragia

(No me refiero a ti, mi vida)

1.- El puñal en la mano.
El amor comienza como una mentira. Por mucho que te esfuerzas en creerla, si la ves con parcialidad, no suena convincente. Sin embargo, con el tiempo, el polvo que levanta la velocidad con la que crece esa mentira te nubla la vista, te forma catarata, te ahoga, te hace sentir... diferente. He amado a muchas personas en esta vida, amé por jerarquía, porque era sangre de mi sangre y por lo mucho que me prometían pero... La decepción es la protagonista en la historia de mi vida.
Yo también he decepcionado, he hecho mal el noventa por ciento de las cosas que he planeado, el diez por ciento restante no es más que pura casualidad, he lastimado, he mentido, a veces con alevosía y en la mayoría no, pero...
2.-El puñal abre la herida.
El verdadero ataque de la decepción es la confrontación. Luego de que el amor te tiene atrapado como un retrasado mental drogado y borracho, te hace despertar, con una conciencia envidiable, como si nunca hubieras podido observar nada tan claramente y lo hace para que te mueras.
No, no es cierto.
Pero casi lo logra.
Las injusticias comienzan a florecer enmedio del maldito infierno y desbordas porque crees, ingenuamente, que tú has dado demasiado. Probablemente sí, regularmente no. No lo sabes, por ello no tienes valor ni aliento para decir lo que piensas.
La gente como yo mira atrás y se arrepiente, ruega, llora, sangra y moriría de haber sido lo suficientemente inteligente como para hacerlo. La herida arde y te corrompe como nunca antes nada lo ha hecho, porque sabes que tú provocaste la catástrofe, porque tú jalaste el gatillo de aquello que no veías que estaba apuntando directamente a tu cabeza.
La clave: la gente te decepciona porque esperas demasiado de ella. Sin importar lo que tú hayas dado... y ahí radica el siguiente paso.
3.- La sangre mana por primera vez.
El letargo en el que te tiene sumergido el amor te hace pensar, inevitablemente, en que tú estás colaborando. Crees que el amor tan ciego y "puro" que entregas a manos llenas justifica todo lo malo que has hecho, tus errores, tus mentiras, tus delirios... La verdad es que el hecho de amar significa creer, porque desde el principio, confías y la confianza es el mango del puñal de la decepción.
Yo confiaba en ellos y confiaba en mí, porque eran mis amigos, mi familia y mi verdad, pero eso sólo los impulsó a destruirme poco a poco, porque sabían que estaban dentro y que una vez ahí no iba a haber nadie que pudiera sacarlos. Me hicieron sangrar, me obligaron a hacerlo, porque yo creí que también estaba dentro, que estaba amando y que estaba haciendo el bien, que los estaba ayudando y haciéndolos feliz, pero no. Lo sé porque yo a mí misma me lo hice.
Me traicioné también, me decepcioné y entonces, la sangre vio la luz por primera vez. Sea como fuere, uno es, por regla general, siempre lo primero. El primer delirio y la primera puñalada viene siempre de ti mismo.
4.- La sangre ya no se detiene.
Uno por uno, todos aquellos que lograron penetrar mi confianza traicionaron eso. Ya no puedo confiar en los que abusaron de mí, tampoco en esa persona de la que se aprovecharon... No se puede reparar una herida si no se ha cerrado, tan sólo se cubre y se espera a que pare la hemorragia pero la decepción ya no se cura.
Por instinto, tomas el puñal y lo destruyes para que no vuelva a ocurrir, no hay confianza y no hay decepción... el problema es que si tienes, al principio, un ego del tamaño del universo entero y luego algo te dice que estás en un completo error y te das cuenta de que nunca lograste nada, que sólo te quedaste mirando ante todas las expectativas de ti mismo... el error eres tú, los demás son irrelevantes. También destruyes el puñal y... tan sólo se queda así.

Fallaste. Fallaste tú. No puedes volver a amarte a ti, no puedes ni pensar en volver a confiar en ti, nunca más.