jueves, 8 de diciembre de 2011

#4 [el número perdido]

El espíritu del mal me habla con tu voz.
Lo hace ahora porque cuando se colaba en mi boca y respiraba con mis pulmones, con el tiempo simplemente se dejaba de esuchar. Aquel ser maligno se adueñó por completo de mí, lo que pensara ya no hacía la diferencia, su propósito entonces cambió, ahora lo único que quiere es destruirme.
Con el tiempo los que más me conocen se vuelven contra mí, al principio quiso ayudarme porque ella era la mejor parte de mí, la parte viviente y cuerda de mí, no la supe valorar ni escucharla lo suficiente... como siempre.
Tú eres lo que más me duele, ella lo sabe.
Debe haberle llevado mucho tiempo elaborar esas frases tan ofensivas grabadas con tu voz, o tal vez simplemente corrió a robárselas a tu mente o a arrancarlas directamente de tus labios. No quiero saberlo. Pero ella sabe que lo que hace ahora me está matando por dentro y es por ello que no va a dejar de hacerlo.
Ella sabe que mi única razón para vivir eres tú... y también sabe que ella es mi única razón para morir.

viernes, 2 de diciembre de 2011

#5

The aftermath is secondary.

Me gusta cuando relaja la mirada, el lente de su cámara reflex rueda por los pliegues de su insegura faz. Qué tierno y qué dulce puede llegar a verse, su identidad felina y furiosa se oculta detrás de años de ensayo para formar esa maravillosa y cautivadora sonrisa.
Me gusta cuando pienso que soy yo quien destruye sus máscaras.
Me gusta porque se ubica un segundo en un extremo y al siguiente en el otro, porque es tan honesto y tan falso como se puede ser al haber nacido humano, sin embargo, lleva corriendo en sus venas, circulando una y otra vez dentro de todo su cuerpo, una sangre mezclada con diversos venenos: veneno de la mente, veneno del alma y veneno para el corazón.
La realidad no responde a ninguno de ellos, no es el chivo expiatorio que es para la mayoría de nosotros, su realidad es básica, sorprendente y hermosa, su realidad no le miente ni le da razones para mentir, me gusta que su realidad sea tan real como no permito que lo sea para mí.
El veneno de su mente se resiste a mí porque yo no soy su locura, sólo se activa ante la perturbación de sus sentidos. Me gusta que sea sensible y que el reto esté siempre presente, ante el devorador siempre sumiso, los detractores están en todas partes: "No escuches el canto de la sirena, ni veas a los ojos de la medusa."
Me gusta su alma envenenada porque dentro de la caja rota donde suele poner sus recuerdos, las rosas espinosas se aferran a los bordes y convierten cada parte de su cavidad toráxica en una espuela gigante, oxidada, hirviente del veneno de su sangre que despide el aroma que para mí es simplemente insoportable. Me gusta que me vuelva loca de ira, porque el dolor de su alma venenosa le hace ser despiadado y cortante, como a todos nos hace ser externamente el interior. Me gusta que me lastime porque sé que lo han lastimado y en el dolor simplemente radica el más grande amor.
El veneno para el corazón es siempre lo que más me gusta, porque el alma y la mente guardan un secreto bajo llave... el fuego de la vida, escondido, temeroso, temblando y palpitando, sacudiendo libremente todo lo que ya no se puede contener más. El corazón, aunque intente negarlo, da directamente a los ojos.
Y en ese canto salvaje del demonio amenazado, un susurro nivelado y afinado, pasando de forma espesa entre las rejas color café, me grita lo que calla aquel ser envenenado, drogado de tanta sangre, de tanto amor y de tanto dolor, no puede decir porque en un soplo se le va la vida. Me gusta tanto su mirada porque lo que grita no puede compararse con lo que los otros ojos dicen... Me gusta su corazón porque es el único que canta sobre mí.
La oscura deidad a la que soy fiel no es pulcra ni ordenada como lo que corresponde a mi universo, no me gustan las presas fáciles, ni siquiera en los buenos tiempos.