domingo, 3 de junio de 2012

Hueso, carne y sangre.

Son realidades estéticas que un día escaparon de mi alma, el día que se desinfectó con cloro y se sanitizó por horas, el día en que se la vendí al diablo para que la llenara con insultos hacia mi persona a cambio de una efímera pero real felicidad, realidades estéticas que conservan helada mi imagen en los ojos y cada vez peor en la piel; ojos que ya no reconocen el rostro al que están unidos, y piel que ya no reconoce más que sublime dolor.
La conciencia callando cada vez más, la locura, la magia y la pasión ocultándose en los sueños, esperando... esperando que esa conciencia se desnude frenta a ellos, que los abrigue como antes, que les mate lentamente y les haga gritar de obsesión.
Realidades estéticas desapareciendo un milímetro al día, al principio sólo del cuerpo, luego del alma, ahora, del resto del universo. ¿Qué está pasando conmigo? La imagen se desdibuja, todo (incluso lo más vital) parece demasiado fuera de foco, la inteligencia se cubrió de hulla hasta que dejó de brillar y la esencia dejó de ser de vainilla, clavo, rosas y moras azules, para convertirse en muerte.
Hqeso, carne y sangre: Hueso ahogado en grasa, carne celulítica y sangre muy pesada.
Realidades estéticas abandonando a la humanidad, realidades paranoicas: "si se ha ido de mí, se ha ido del mundo", realidades desechas, violadas y desfiguradas como un poco de barro cosido sin forma haciéndose sólido en vez de convertirse en obra de arte. El corazón está amenazado por el hambre, y el cerebro, atado a un amor metálico hecho de cuchillas que se desliza cuerpo abajo, cada día un poco más. Obsesión, fuego que las realidades no supieron alimentar... Realidades estéticas de las que he sido exhiliada.

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