lunes, 11 de junio de 2012

Todo.

Tal vez no sea necesario decirlo de esta forma ni en estas condiciones porque, creo que algunas cosas son evidentes, no a primera vista y ni a todos los ojos, pero digamos que no son sorpresas; lo que intento es únicamente terapéutico y de milagro podría parecer artístico. Lo cierto es que soy una persona no muy normal, tiendo a convertirme en una maraña de excusas filantrópicas que llegan a un egoísta hoyo negro, pero ese no es el punto esta vez, simplemente hay un par de cosas que necesito, otro par que me obsesionan y algunas sin las que no puedo vivir... Y hacer listas es una de ellas.
Desde niña tengo fascinación por hacer listados de prácticamente cualquier cosa, fascinaciones podría ser el título de uno de ellos porque son cosas que disfruto y que no le hacen mal a nadie. Podríamos empezar por nombrar, porque, para mí, forma parte escencial del juego de hacer listas, bautizar cosas inanimadas con nombres propios fue de mis mayores diversiones cuando niña y, hasta ahora, escoger cómo se llamarán los personajes de mis novelas es de mis procesos favoritos.
Apilar y organizar... bueno, es una manía, es decir, fascinación bastante reciente, tiene qué ver con el equilibrio de la cosmogonía, un pequeño detalle puede volver al día cabeza abajo o peor, aniquilar otro montón de cosas importantes. Entonces, todo tiene su lugar y debe permanecer allí en todo momento, es simple y si no lo es, no me dejará dormir... y así comienzan las obsesiones.
Algunas de mis obsesiones son permanentes, bañarme todos los días es una de ellas, si no lo hago... no, ni siquiera puedo pensar en ello, me causa náuseas, me causa mareo.
Odio la inestabilidad de la relación grande-pequeño en todos los objetos, es algo difícil de explicar, y tan parecido a una fobia que realmente no pienso profundizar en ello, se me acelera el corazón.
Desde que tengo memoria muerdo mis uñas y además me las como y, más recientemente, desgarro la cutícula y el resto de la piel que rodea a las uñas con los dientes o la mano contraria, la obsesión comienza cuando siento una enorme satisfacción cuando el pedazo que arranco es grande y también cuanda la sangre corre mucho.
Mi cabello siempre ha sido muy frágil, hasta hace poco se me caía en cantidades exageradas, lo cual tiene que ver con la más grande de mis necesidades, pero entonces descubrí las puntas abiertas y, a falta momentánea de otra opción, las corté con mis dientes. Es asqueroso pero es cierto, y lo puedo hacer durante mucho tiempo...
Mis necesidades, aquellas cosas que podrían matarme si me faltan son, afortunadamente, pocas. Necesito leer al menos dos libros al mes porque, para mí, representan un alimento para mi mente y mi alma, además de un freno para mis obsesiones.
Necesito escribir, de esto depende mi vida entera, mi salud mental, física... la relación entre esta pasión-necesidad y yo es más que vital, es existencial, esencial, estratosférica... Pero entonces, hay una mucho más humana y la más difícil de combatir, la que me puede matar más rápido que las otras: la autodestrucción. Es una adicción, una maldita locura, y espero, solamente espero, que jamás le gane el terreno a las demás porque... Ya no habría vuelta atrás.

domingo, 3 de junio de 2012

Hueso, carne y sangre.

Son realidades estéticas que un día escaparon de mi alma, el día que se desinfectó con cloro y se sanitizó por horas, el día en que se la vendí al diablo para que la llenara con insultos hacia mi persona a cambio de una efímera pero real felicidad, realidades estéticas que conservan helada mi imagen en los ojos y cada vez peor en la piel; ojos que ya no reconocen el rostro al que están unidos, y piel que ya no reconoce más que sublime dolor.
La conciencia callando cada vez más, la locura, la magia y la pasión ocultándose en los sueños, esperando... esperando que esa conciencia se desnude frenta a ellos, que los abrigue como antes, que les mate lentamente y les haga gritar de obsesión.
Realidades estéticas desapareciendo un milímetro al día, al principio sólo del cuerpo, luego del alma, ahora, del resto del universo. ¿Qué está pasando conmigo? La imagen se desdibuja, todo (incluso lo más vital) parece demasiado fuera de foco, la inteligencia se cubrió de hulla hasta que dejó de brillar y la esencia dejó de ser de vainilla, clavo, rosas y moras azules, para convertirse en muerte.
Hqeso, carne y sangre: Hueso ahogado en grasa, carne celulítica y sangre muy pesada.
Realidades estéticas abandonando a la humanidad, realidades paranoicas: "si se ha ido de mí, se ha ido del mundo", realidades desechas, violadas y desfiguradas como un poco de barro cosido sin forma haciéndose sólido en vez de convertirse en obra de arte. El corazón está amenazado por el hambre, y el cerebro, atado a un amor metálico hecho de cuchillas que se desliza cuerpo abajo, cada día un poco más. Obsesión, fuego que las realidades no supieron alimentar... Realidades estéticas de las que he sido exhiliada.