sábado, 27 de noviembre de 2010

¿Lo logré?

No sé qué decir, sé que estoy haciendo mal. Lo sé. El problema es que ya no sé cómo detenerme.
Hay una voz muy dentro de mí que sabe cuáles son las razones de esto, la causa del problema y aún así... yo sé que ese problema no se va a detener, que no va a cambiar y que no puedo cortarlo de raíz porque la sangre es así. Uno no puede cortar su cable a tierra, por así decirlo.
Son mi familia... pero los odio.
Tal vez aquel imbécil tenía razón cuando me dijo 'tienes un odio reprimido por todo el mundo' pero... no es todo el mundo, son sólo ellos. La familia a la que NO escogí, que alguien por mala obra puso conmigo para hacer que todo esto fuera así.
La razón por la cual siempre estoy atentando contra mí es así de simple: NO LES IMPORTA, tal vez cuando de verdad suceda algo malo, cuando de verdad llegue a morirme, tal vez en ese momento se den cuenta... aunque probablemente no.
No lo entiendo, encuentro cariño y refugio en todas las personas excepto en las que "se supone" que tienen que quererme de forma incondicional. Tal vez sea por eso que no logro creer que otras personas me quieran.
No sé qué es lo que quieren, nunca logro satisfacerlos, nunca se han sentido orgullosos de mí por más que lo intento y lo intento... tal vez cuando me muera lograré que, por lo menos, se den cuenta que estuve ahí, aunque probablemente sigan como hasta ahora, sin importarles ni un poco.
Yo no sé por qué lo sigo intentando, lo único que quiero es irme de esta casa lo más pronto posible porque no quiero ni necesito estar con personas a quienes les irrita mi presencia (cuando la notan) ... Tal vez deba irme de una vez, no lo sé.

Felices 58 kilogramos... meta alcanzada. ¿Y ahora qué?
Ellos siguen actuando indeferentes, como cuando eran 70.

Maldita sea.

jueves, 4 de noviembre de 2010

¿Quién diablos eres, entonces?

¿Yo?
Un ente humano femenino, nacido hace diecisiete años, veintiocho días.

Un ser humano que imagina cosas, dice cosas y siente cosas, igual que todos los demás, pero no con la misma intensidad. Un ser humano que constantemente busca sólo destruirse a sí mismo, no sabe la razón ni tiene un objetivo, es simplemente su naturaleza. Una naturaleza contra la que no puede luchar.
Un ser humano que encontró lo que más ama en el mundo, encontró la razón por la cual nació y sabe cómo seguir viviendo. Un ser humano que se siente poderoso, importante y terminantemente invencible cuando toma una pluma, porque puede crear un par de nuevos mundos y destruir unos cuantos más, porque cuando ella escribe tiene todo lo que siempre quiso. Cuando ella escribe ella es quien siempre ha querido ser.

Soy un ser humano como todos: único e irrepetible.

A mí la gloria y el poder no me interesan, me interesa sólo dejar una huella, una marca o rastro, por pequeño que sea, de que alguna vez estuve viva, de que alguna vez hice algo que alguien le importara, o que para alguien significara algo. Soy un ser humano que busca nada más la aceptación de sí mismo, sin máscaras, ni disfraces, ni mentiras.
Soy un ser humano que, a diferencia de muchos, no busca el lugar en dónde quedarse para siempre. Porque sé, a diferencia de muchos, que no voy a poder vivir para siempre.
He sufrido, he llorado, he perdido y he perdonado, sin embargo, lo más importante es que he aprendido. Aprendido diferente a todos, luchado a mi manera, vivido como quiero, porque al final yo siempre consigo lo que quiero.
No existe enemigo para mí, porque yo soy mi propio enemigo.

Soy un ser humano que no puede evitar expresarse, no puede controlar la risa o el llanto, no puede evitar estar en una frontera u otra. Mediocre no, mediocre nunca.
Soy un ser humano que nunca terminará de conocerse a sí mismo porque nunca dejará de cambiar. Soy un ser humano que no cree en las palabras, porque ha dicho hasta ahora demasiadas y ha escuchado en otras tantas... y ninguna de ellas ha sido verdad.
Soy un ser humano que ama su sufrimiento un poco más que a su propia felicidad, porque la felicidad es frágil, capaz de, en cualquier momento, caer, desgarrarse y morir, dejando atrás una herida abierta, imposible de curar.
Pero el sufrimiento es una constante que no da sorpresas ni saltos inesperados, el sufrimiento es lo único que podemos tener seguro como consecuencia a largo plazo de cualquier decisión tomada. Porque el odio es amor y una cosa se convierte en la otra tarde o temprano.

¿Quién diablos soy, entonces?
Digamos que yo no soy como tú, pero puedo aparentarlo.