viernes, 22 de diciembre de 2017

Guerra

Con un estruendo horroroso me di cuenta de que era momento de parar, puse las rodillas en el suelo y noté que sangraba por todas partes y que los pies no me respondían más, ahí me quedé a contemplar cada corte de cuchilla, a repasar con mis dedos el desastre de pasado que me dejó tu porvenir.
Juro que lo intenté con cada parte de mí pero hay cosas innegables, sin pausa ni yuxtaposición; y ahí estoy, esperando y callando, aceptando y soñando cada noche con que un día me pudieras dar una oportunidad de demostrar que soy capaz de deshacerme de mí misma por probar una vez más lo que no sabría que existe de no ser por ti.
Pero aquella es imposible y si cavilo mucho ahí, la vida tira de la soga que llevo atada al cuello por ti, y por mí, y por ellos. Mis labios se parten y revientan en espera de los tuyos, mi piel se despliega y se deshace porque, como yo, te conoce y no te puede sentir; y mi sangre, ¿qué puede hacer mi pobre sangre?
Ya de nada vale decir que actué con conocimiento de causa, y que pequé de palabra, obra y omisión (por mi culpa, por mi culpa, por mi grande culpa), no es tampoco mi consuelo pero sí una valiosa verdad decirte que ojalá seas feliz y que juro por mi vida que deseo que alguien te tenga el corazón tan lleno como el que tengo yo dentro de mí, pero que sí tenga lo correcto, lo necesario, lo bueno... lo que no existe para mí.
Te quiero y no sabes lo mucho que me gustaría poder fingir que no es así, me encantaría levantarme, sacudirme la ropa y limpiarme toda la sangre pero jamás ha sido tan fácil. Sé que vendrá el momento de seguir y sé que al menos di todo lo que me quedaba en una batalla sin batalla de la que obtuve la gran dicha de conocerte y poder mirarte más de cerca,
Si yo no fuera yo y el mundo no fuera el mundo sabría que podría ser distinto, mientras tanto tampoco importa porque en esta vida te di lo que creí que ya no tenía y eso es suficiente para mí, aunque no lo sea para ti.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Cursed

No tengo recuerdos de la última vez que estuve segura de algo, si lo único que guardo son fragmentos puntiagudos de días soleados y noches oscuras: todas, siempre, rigurosamente menos oscuras que esta. Lo que me han dado los años es la transparencia afortunada de los hechos, por primera vez parece que tengo las cosas aquí, talladas en piedra; miro este cuarto cada vez más profundo y encuentro las imágenes explicadas, violetas y rosas, perfectamente desglosadas: todas y cada una, es solamente el espejo el que corre detrás de mí pidiéndome que lo descifre, pero lo miro y no veo nada.
Tuve momentos de decisión, de valor, una llamarada que tuvo sentido sólo cuando él me tuvo en sus brazos pero como siempre, yo me equivoqué, yo y solamente yo: el espejo se rompió de un lado. Es un cristal ahumado, ya no tiene fondo. No tiene conexión, así como yo.

No espero que me escuche nadie, que me lea nadie, que a nadie le interese y por dios que espero que jamás se vuelva un sólo segundo de su mente a mí, no espero nada, sólo me voy, me alejo... me deshago, me sumerjo... mise en abyme trabada dentro de mí, como él, como su recuerdo. Que me perdone yo y que me perdone él y que todos se vayan al diablo, sin mí, sin mí, sin mí. Déjenme a mí, déjenme dejarlos, déjenme dormir. No puedo dormir, no puedo vivir, ¿quién más está aquí? Díganle que sí, que yo perdí, pero él también perdió  porque lo único que había para ganar era yo. Díganle que se vaya en paz y que jamás recuerde... tal vez no haya que decirle. Nada, no queda nada qué decir.

viernes, 10 de noviembre de 2017

The shape of shame

Siempre tuve miedo al colapso de los mundos, siempre pensé que no podría albergar más de un fuego dentro de mí pero me mentí.
La vida me arrebató el amor más grande que había sentido, me hizo pequeña al lado suyo, hizo que le temiera a sus labios cerrados y sus ojos abiertos; hizo que guardara silencio mientras me apuñalaba por la espalda... y yo le seguía llamando mi amor verdadero. 
Nunca quise reflexionar en por qué había soportado tanto, solamente sabía que era un milagro, y otro milagro fue lo que encontré después, cuando todos los soles se ocultaron detrás de la espesa niebla.
Encontré un oasis de ruido, a su lado yo parezco calma, a su lado me vuelvo una reliquia: un secreto, un murmullo, un riesgo. Ya no parezco una molestia,soy algo parecido a un lujo. 
El también me guarda en su bolsillo como reserva para después, para dejarme sin nada en medio de sus besos tiernos y sus mentiras, y mientras estoy ahí dando vueltas, en un remolino de rabia, drogada y enamorada de tanta violencia. Que me diga que sí sabe lo que quiere, que me diga que me quiere a mí, porque yo quiero estar aquí y sólo aquí... 
El sol ya no me quema ni me parte en dos mitades, solamente me parte el diablo. Me colapsa las entrañas, me vuelve un momento en el tiempo que parece blanco o parece negro, pero no es cierto. Tampoco es cierto.
La vida me mostró que la tengo ya contándome los días, esperando cosas que jamás llegarán, llorando porque juré que no podría romperle el corazón a nadie más, ni llamarle por su nombre a la venganza, ni ocultar lo que mis ojos no pueden callar. Y aquí estoy, envenenando relaciones, desahogando agendas, tragándome mis maldiciones; esperando, esperando.
No es la vergüenza la que me besa y no me toca, no es la pena la que me insulta y me sonríe, es este corazón menguante, es este amor que tiembla y se rompe como mi gente y mi ciudad... que me mata, que me cambia la vida y hace que la quiera vivir toda solamente junto a...
Hundo mi rostro en la oscuridad, como si la noche fuera una manta helada pero infinita, no puedo, no puedo más. Cierro los ojos y veo el rostro que adoro, escucho la voz que me domina, ¿por qué no puede ser uno y nada más? El hombre de los besos perfectos y el de la mente que me tiene secuestrada.

Dos personas, dos opuestos, energía rendida. Qué vergüenza. 

viernes, 13 de octubre de 2017

Octubre

Viento helado que viene del invierno
que no viste y ya no verás. 
Fuego azul, morado y naranja, 
como tú, como yo y como el mar. 
Octubre revienta e impacta 
con sus destrozos mi alma, 
de nuevo y para siempre, jamás. 

Un lunes el mundo se detuvo, un fuego cruzado detuvo mi corazón cuando detuvo el tuyo; no sé ni cuantas veces he soñado que mi pecho se interpone en el camino y nos salva la vida a los dos. Perdóname por rendirme y no buscar hasta encontrar una respuesta, perdón por no acosar a la justicia hasta las rejas del mísmisimo infierno, perdón por ponerle fin a esa pesadilla, pero tuve que cargar una casa y un corazón roto sobre mi espalda, tuve que reconstruir mi vida sin tu vida, ¿qué es más terrible que eso?
Perdóname, sin embargo, por a veces pensar que tú me dejaste porque no es cierto, a ti te arrebataron, te quitaron de mí, tú no decidiste nada. No quisiste que todos los mares se desbordaran, no quisiste que las luces se apagaran, todos corrieran y tu familia nos diera la espalda, no quisiste que la vida se nos rompiera, no quisiste que ya nada lo pudiera remediar.
Te busco en una poesía dicha al viento de octubre, te busco en el domingo perfecto, te busco en una vieja canción... y no te encuentro, pa, no te encuentro. Desde hace tres años no te encuentro y cada vez que lo pienso se me rompe más el corazón.
Perdóname por estremecerme cada vez que alguien habla de balas, perdón por bajar la mirada cada vez que me hablan de muerte, pero si alguien me habla de amor verdadero, de triunfos, de historia, de Chiapas y basquetbol; de pueblos con ríos, de borregos y trova, ahí vas a estar tú y solamente tú. Estás en la vida que tuve contigo y estarás en la vida que heredaste para mí, de diferentes maneras y en diferentes sentidos, pero veo el mar y te veo; veo la luz y pienso que cincuentaidós años le regalaste al mundo, veintiún años me regalaste a mí y a los dos nos marcaste para siempre. No se puede pedir nada mejor.
Te quiero y te quiero tanto que no me alcanzarían las palabras para expresarlo, y me dueles, me dueles tanto que hasta parece más, pero no... si algo me enseñaste, hoy hace tres años, es que la muerte jamás es más fuerte que el amor.

jueves, 28 de septiembre de 2017

courage.

Es como si estuvieras hecho de ópalo y no de ébano, no hay nada en este mundo que me guste más que tú. Te miro y destellas colores que no conocía, colores que nadie ha visto jamás; te miro y el mar se convierte en cielo, mirarte es desearte, mirarte es parar y reducirme a cenizas, con una sonrisa casta, la piel pálida y los huesos hundidos dentro de mi piel... mirarte es querer con todas mis fuerzas nacer otra vez para conocerte antes y así, conocerte más.
La única forma de hacerme feliz últimamente es contemplar esa visión o escuchar tu voz o cualquier forma de magia venida de ti que se le parezca; tal vez tengas razón y lo que me gusta es la complicación que me ofreces sin ofrecerme nada, pero sé que me gusta lo que dicen tus ojos, me gusta la distancia que no permites que exista entre tu piel y la mía... tu piel, tu piel, tu piel...
No sé qué tengan tus manos que tú no reconoces, pero ese encanto diabólico combina perfecto con esta magia marina, tu hechicería y la mía derrocan imperios, salvan al mundo y crean trece más, ¿por qué no puedes dejar de preocuparte?, ¿por qué me lo preguntaste anoche si eres tú quien se contiene? Tú me haces sentir divina, me haces sentir infinita, sublime... suficiente, me haces olvidar que nos vemos enredados en sábanas de mentiras, que nos lavamos con injusticia, y con un par de dulces palabras alejas todo lo malo de mí, la angustia, la culpa, la cobardía y la despedida. Me despido de ti siempre emberrinchada, herida, porque lo único que quiero, con lo que sueño y alucino, es con tocarte, besarte, escucharte y jamás dejar de verte. Jamás.
No sé por qué tengo la desdicha de ser incondicional, de sentir con cada fibra de mi educado e inerte ser, de entregar todo lo que tengo a la obsesión y la llamarada, pero te advertí que cuando alguien se mete a mi corazón ya no sale jamás, cuando algo toca mi alma se vuelve sagrado antes de volverse ceniza (o en tu caso, polvo de oro). Entiendo que dudes de mí y de la gran abnegación que te regalo en cada segundo de mi tiempo, por tu contacto con el mundo lo entiendo, pero no por mí. Existen cuatro caminos detrás de nosotros, y si nos encontramos es porque cada uno tiene dos que elige no recorrer, sin embargo, los dos míos se borraron contigo, clausuré mi corazón para quien más he amado sólo por seguirte a ti, aunque yo sea tu tercera opción y lo único que queda cuando las otras te cierran la puerta.
No me interesa.
Yo te lo entrego todo sin un ápice de vergüenza, y si tú lo que ves en mí es valor, por favor empápate de él y súbetelo al pecho. Mírame, reclámame, estoy aquí.


miércoles, 6 de septiembre de 2017

can you keep a secret?

Dígame algo, señor guardián, ¿qué es lo que está pasando? Abrió los ojos para mirarme de cerca y me plantó una duda en la cabeza; hágase a la idea, corazón revuelto, de que un mes de seis hermosas noches le regaló la llave de mi vida, y usted vuelve con un horario fijo todos los días. Qué vida la suya, una casa en cada esquina, una mujer para cada día.
No es mi intención ser cruel ni poner el dedo en la llaga, tampoco voy a cavilar en lo evidente y si lo hago es únicamente porque quiero que sepa que usted a mí no me va a dañar aunque me toque con toda la violencia con la que siempre lo hace, usted no me va a envenenar con su boca, me diga lo que me diga; y no es necesario que apriete los labios si me acerco a besarlo, usted no se va a contagiar de mí a menos que... no, yo a usted no podría entrar ni con el más arrebatado suspiro, me di cuenta que ese vuelo fue sobrevendido.
La vida siempre ha esperado más de mí de lo que puedo darle, fallé otra vez en el intento de ser aquella buena persona que se merece que la amen, que le correspondan un beso o que le cumplan un sueño. Soy la mujer que le rompe el corazón a quienes le tienen fe porque no le parece suficiente, soy la mujer cuya lealtad fue vandalizada y rota por ella misma, y que sigue describiendo como si hubiera sido culpa de otra persona... soy la mujer que se aferró a usted, ahí enfrente de todos, soy la mujer que se lo roba y lo culpa por no poder quedarse, ¿lo ve? No me merezco que usted me hable como lo hace, no me merezco que guarde secretos y se sienta mal por eso. Usted ya era lo suficientemente complicado sin esto, con toda esa violencia sacudiéndole la mente y sin embargo está aquí, tocándose el corazón por mí, bajando la guardia para sentarme en su regazo, ¿no ve quién es el monstruo aquí?
Le vine a advertir que no me cuide, diablo guardían, que no se aleje de su casa por esta mujer; no me pruebe, siga apretando los labios cuando me besa, siga poniendo toda la resistencia que pueda, siga negándolo todo cuando me vea: deje de tomar riesgos, deje de jugar así, porque si usted me entrega un poquito de su corazón, yo le entrego mi vida entera, y le puedo asegurar que nunca más será libre de mí.
Le agradezco la emoción, le agradezco esa oscura ambición que me separa cada día del príncipe de las tieneblas y su más poderoso 'demás', para que no sea su sierva y usted me convierta en su reina, aunque sea por un par de horas... gracias por la conexión, gracias por la esperanza... caballero, advertido está.

domingo, 27 de agosto de 2017

fraternité

He escuchado de la terquedad, he escuchado del cambio, he escuchado de todo. A mí me han hecho promesas de todo tipo, me han hecho sentir demasiadas cosas: desde el más siniestro asco y la más brutal decepción, hasta el amor más lleno de odio, sin embargo, había algo que me faltaba; un día me percaté del abismo de lo no sentido, de lo jamás disfrutado: como si fuera una brisa de gélido fondo marino, estaba un universo colapsado dentro de mi pecho.
Solamente quiero ser puntual en que no lo estuve buscando, ni emití un sonido cuando lo vi de frente enmedio de una noche fría, enmedio de un montón de gente, pero seguiré siempre admitiendo que mi abismo se cerró en el momento que vi la luz tocar esos ojos. No sé exactamente por qué o cómo, sólo estoy  segura de que, si 127 años de incidencias numerológicas hubieran tenido lógica algún miserable día, ese día fue cuando lo vi.
No es necesario hacer hincapié en el hermoso resto, ni siquiera he de tratar de hilar los hechos para salvarme de la culpa, la sobriedad y el fukú, en-ese-orden, solamente vale decir que lo único que yo creía imposible en la vida era sentir la fuerza de la noche plutónica sacudiendo los cimientos de esta tierra... y me ocurrió justo a mí.
He pasado cada instante, desde hace poco más de siete años, intentando disculparme y justificarme por lo que siento y por lo que no siento, por lo que tengo que no me satisface y lo que no podré tener jamás, y aunque sea por un instante, por un día, o dos (o tres) algo rompió la última categoría, se devoró todos mis filtros, llenó todos mis silencios y estuvo ahí, conmigo, como si hubiera estado siempre.
¿Qué tan tonta tengo que ser si me sé el nombre y la dirección de la gran pregunta y sigo buscando respuestas? Salgo por las noches a buscarlas y me encuentro con él en sueños, esa trampa mortal que me tiende la mente cada vez que me atrevo a cerrar los ojos, y lo veo fijamente y siento que no es sólo un hombre, siento que es un diablo. No sé cómo todavía no entiende que si hay algo que a mí me gusta más que el descaro, la soberbia y el desastre, son los demonios. El pasado y el futuro, un eclipse, un juego, una maldita visión.
He escuchado de la terquedad porque la llevo atada a mí como una cruz al cuello, he escuchado del cambio porque le huyo por todos los medios que conozco, y si no existen, los escribo para romperlos justo en la cara del tiempo tal como él ha hecho con todas las promesas que he escuchado. Sin embargo, me encontré con un misterio que no estoy autorizada a resolver, ni siquiera a mirar de cerca. Y otra vez estoy aquí, deslizando mensajes debajo de la puerta de la muerte para que entienda por qué necesito una prórroga una vez más.


martes, 15 de agosto de 2017

liberté

Dígale que me muero. Por favor.
El tiempo se vengó de mí, me cobró la buena fortuna del pasado, y yo me quedé otra vez mirando al gozo envuelto en una llamarada. No es tristeza ni miedo lo que yo percibo en el aire, es este calor asfixiante, es esta sed aguda y crocante dentro de mi alma; lo único que siento fuerte es la sequía del corazón.
Dígale que mi vida es un páramo púrpura, que mis labios sangran sin razón, pídale que me regale un beso, aunque sea uno de despedida. Dígale que ya bajé la guardia, que alucino, que levito y  me tropiezo con su nombre y apellido cada vez que aparece su rostro en mi mente... llórele para que vuelva, dígale que ya no puedo... no puedo, no puedo simplemente no volverlo a ver jamás.
Sé que no volverá, sé que no quiere oírme y por eso lo dejo aquí, como un mensaje en una botella lanzada al Maelstrom de otro universo, porque este mundo no es de él. Ni de usted.
Por favor, cuéntele de todos los días y todas las noches que he jurado que en su piel he leído mi destino; y si mi nombre no le viene más a la mente, dígale la verdad: yo lo he librado de mí desde que le solté las manos, mis cadenas se volvieron ramas secas, y desde entonces no ha dejado de llover. Mi vida se convirtió en otra vida, el mismo espacio vacío pero en otro lugar, el agua me inundó el pecho y me latió en el corazón. Cuéntele, si usted me vio, cómo su libertad me dolió como ningún amor me va a doler jamás. Dígale, júrele que yo le seguiré siendo leal a ese amor por este dolor, y a esa vida por esta vida mientras el sol y el mar sigan siendo tal y cual.
Él lo sabe, él lo entenderá. No quiero decirle adiós porque ése sólo podrá salir de sus labios, pero él sabrá que ahora es libre y si tuviera alguna respuesta, yo no quiero escucharla. Él no sabe de filtros ni para el amor ni para las palabras, y si yo soy una de tantas, no me lo diga: recuérdele que solamente quería saber si él me quiso alguna vez, si alguna vez pensó que su lealtad sería amor, como yo tantas veces deseé.

Y si usted lo sabe no me lo diga, y si usted no puede tampoco, déjeme seguir, que aquí estamos usted y yo: deje que tome sus manos, déjeme besar sus labios y mire cómo yo me vuelvo a equivocar. Déjeme soñar de nuevo, recuerde que al fin y al cabo, yo me muero.

martes, 8 de agosto de 2017

egalité

Después de tantos reveses de la vida, no hubiera esperado menos del siguiente episodio: un instante de entrega que por hoy quisiera inmortalizar. Mañana tal vez las cosas no puedan decirse así de fácil, mañana tal vez sean la soledad y la agonía las que vuelvan a hablar por mí, pero hoy puedo decir que me complace sentir la brisa marina aunque mis pies ya no toquen la arena y a mis ojos los ciegue el mar.
He dejado ir la gran promesa de tenerte, he dejado de pensar que pasará... te bebiste un año y medio de mi vida de un solo trago y sin respirar, y te lo seguí ofreciendo todo, así podría seguir por siempre, el año entero y otro más sólo por verte, por escucharte, por seguirte a donde vayas... por jurarte que no podría amarte más. Es verdad, es verdad, la estupidez enamorada me mantiene con la frente hundida en tu pecho y las manos atadas a tu cadera desde aquella vez, y aunque quisiera atreverme a decirte que sé que yo nací para mirar tus ojos, eso me obligaría a aclarar que también nací para perder.
Hace un par de noches te tuve entre mis brazos, en mis labios, en mis manos, y ahora no tengo más que espuma ardiente del veneno que mi sangre puso a hervir, porque sabía que iba a perder tu rastro al segundo de soltarte, porque ya estabas ahí preparado para huir. Encendí un fuego que me alcanzó y me envolvió en su llamarada, que me atrajo con delicadeza a un juego del mal entre tú y yo, el juego más peligroso, ¿qué quería probar?, ¿a quién diablos engaño, si estoy aquí queriendo redimirme de todo en nombre de mi perdición?
La libertad no fue la que me besó la cara con la bella delicadeza de un donjuán, la libertad no me volvió su presa y me devoró la piel, esa fue la igualdad que nunca pensé que tendría; y a pesar de que no me arrepentiría, quiero solamente la libertad con la que me sonreíste mientras tomabas mi mano y cerrabas la puerta, quiero la libertad con la que le hablas de mí a la gente entera, como si yo no fuera yo y nuestra vida fuera 'nuestra'. Quiero, sobre todas las cosas, la valentía que encendió mi lealtad en ti, porque yo te soy leal desde que el sol es sol, y desde que el mar es mar; y hasta que dejen de serlo.
Lealtad y libertad, he escrito una y otra vez, porque no tengo nada más qué probar. Te amo como se ama al aire que uno respira, a los ojos con los que uno mira; te amo como se me de la gana, un poco más cada día. Si nuestra libertad se hunde en la brecha de la distancia, la piel y la desesperanza, la lealtad sacará el amor a flote: el mío, el tuyo, o una mezcla de ambos; y aunque no nos amemos, o aunque tú no me ames, seré siempre leal a mi amor sin esperanza, mi amor sin camino, el amor que siempre pierdo por haberlo buscado tando.

miércoles, 12 de julio de 2017

boy division

Tremenda necesidad, tremenda austeridad, tremenda tormenta.
Estuvimos cerca y colapsamos un poco, un segundo solamente. Mi vida son estas ideas sueltas, estas frases cortas, esquinas porosas de la envidia y la traición... y la aceptación, tal vez si todo está hecho añicos en mi memoria. Como haya sido, gracias por ahogar mi sed y quemarme la nevada, gracias también por la bendita confusión de la que brota cada puntada de tinta, cada golpe de tecla en la ventana... lloviendo, tronando, diluviando, sangrando.
¿A quién engaño, corazón divino? Cabeza divina, rostro divino, deslumbrante satanás, ¿a quién engaño? El silencio inunda cada centímetro de nuevo, le he retrasado el pago a la muerte y ahora la hice llover en enfado.
No quisiera irme sin saber qué demonios estás pensando, cuál es la realidad que ven esos ojos cuando se cierran, qué escondrijos repletos de oro habrá en el laberinto de tu mente, pero nieva, está nevando ahora, no te reconocería si te viera y no podría alcanzarte aunque te tuviera cerca. El amor no está escrito en mi destino así como la nobleza no está en mi naturaleza, las runas han hablado; las he tirado en el mar para que no sean indiscretas: le han contado a todo el mundo sobre la pobreza que esconde mi espíritu y la ansiedad que me corre por las venas, te han dicho que mis intenciones no son buenas, que en el fondo, más que amarte, cómo me gustaría que te doliera todo lo que me dueles, que me lloraras todo lo que yo estoy dispuesta a llorar... y eso te hizo irte, corazón aventurero, a las costas blancas, a las aguas tranquilas, a buscarte otra diosa que no te quiera castigar.
Bruja del mar, hechicera libertina, sólo eso y nada más. Aquí soy yo la que perdió desde que te miró la cara y se encontró con el milagro que no se atrevía a buscar, aquí soy yo la que se aferró a que lo imposible durara más de la semana y media que debía durar... aquí soy yo quien quería amarte, a pesar de la lista infinita de oraciones que comienzan con 'a pesar'. Aquí soy yo quien ha pecado de palabra, obra y omisión... y sí, por mi culpa, por mi culpa, por-mi-grande-culpa.
Mi verdugo se acerca, viene la muerte prodigiosa, la muerte candente, quitándome los disfraces, apagándome tus luces, con sus ojos vacíos clavados en mí... volvió a todos los demás en mi contra y preparó la mesa, yo soy el festín.

miércoles, 5 de julio de 2017

tagtraum

Un día supe lo que era sentir que todos mis sueños se hacían realidad, por capítulos, como si la gran oportunidad de mi vida se fuera desgranando durante un año casi completo, dándome sólo una cucharadita de miel por veintinueve de veneno.
El sol se asoma una vez al mes a mi vida, abriéndose paso con la sangre de mi cuerpo, sin embargo, una de esas veces supe lo que era sentir que ese sol me secaba las lágrimas, que me iluminaba la mente, que me quitaba los escalofríos y disipaba todas las tinieblas.
Muy lejos está ya ese instante, veintinueve semanas rotas han pasado, divididas entre energía y melancolía, y si sólo en la semana quince hubo una noche de amor-agonía... ¿qué es lo que me hace tanto daño? La distancia, el vacío y la pedantería: el quererte y no creerte, y creerte sin querer.
Me mata el quedarme siempre lejos, nadar siempre debajo de ti porque siempre me olvidas, me pateas hacia abajo... me mata saberme de memoria el diálogo, el rompimiento de ola, santinguarme con tu regreso a sabiendas de que si vuelves siempre es porque siempre me abandonas.
Es lo mismo cada veintiocho días: si miras mi corazón de frente, si ves el templo sagrado de empatía color ocre que te construí, sonríes, das media vuelta y te vas dejando abierta la puerta para que el viento de la realidad me reseque los deseos y me enrede los cabellos, pues si bien tu camino es luz neón y humo de cigarrillo, jamás, ni por un instante, ha estado manchado de mentira o fuego amigo... es traslúcido, espejo de obsidiana, mi mitad oscura. Maldito hechicero, chamán, demonio, rey.
Llamarte no funcionará ahora, no tengo ninguna excusa para revelarte la rabia con la que te siento y no es por los labios que beses o quieras besar, ni por la piel que toques o esta piel, que no volverás a tocar; no tengo razones para creer que por lo mucho que te alejas debes regresar, ni para querer con estas ganas que no me vuelvas a dejar. Sé por qué te vas y no siento nada por las manos que puedan tocarte o los ojos que quieran verte, aunque de esos haya cientos de pares en esta y otras ciudades: los nervios de los celos me los mataron a golpes hace tiempo, un amor antes del tuyo me los arrancó de raíz.
Quererte así no me hace fuerte, culparte así tampoco lo va a solucionar porque estos errores son míos, no son tus defectos ni tus omisiones, y no me van a funcionar como argumentos que sostengan la débil tesis que tienen muchos de que tú debes quererme. Nada de lo que yo pueda decir o hacer podría hacerme ese favor, ni este amor tendría el peso suficiente, estoy consciente y, sin embargo, tú me regalaste un día, un precioso día de diciembre que con todos los reveses guardaré dentro de mí, ahí donde guardé el montón de malas decisiones que te trajeron a mí, también guardé cada segundo que paso pensando que te necesito, deseando volver a nacer para entenderte de verdad y escuchar lo que quieres decir y no lo que parece que dicen tus labios cuando me derriten los escudos uno por uno... ahí va el olvido, el tiempo que no vuelve y que cada día que pasa se vuelve más tenue en la memoria, aunque siempre haya un segundo más en el presente para desear ser quien fui un lunes hace veintinueve semanas.
Aquí enlisté mis respuestas, aquí están las verdaderas causas para este dolor estrepitoso, trepidante e imperfectible: fantasmas en mi cabeza. Aceptémoslo, no nací para sentir esto y salir ilesa, sin razguños de estrellas caídas o atropellos de palabras francas; yo nací para sangrar profundamente, para trastabilar al recoger migajas, para confundirme fatalmente entre mis susurros y los tuyos.
Esta vez, cuando te vayas, ojalá tu tremenda luz haya secado mi nombre de tu frente, que esta infección haga que me amputen los nervios faltantes y al fin deje de sentir que me merecía tener ese doce de diciembre, y de paso, que merecía tenerte a ti. Una vez y para siempre. 

La muerte me mira de reojo y me regala una sonrisa breve, se acerca sigilosamente y me habla por primera vez en casi siete años, aquí está otro príncipe- dice- quizá más bello que todos los otros, más bello que el universo entero, pero sólo es uno más; otro príncipe que te ama, pero no va a enamorarse de ti jamás.
Extiende su huesuda mano y toma la huesuda mía: la libertad, la libertad.




lunes, 19 de junio de 2017

Purple haze

No es sinsentido, es contrasentido.
El diablo me mira y contempla cómo todo se enciende, camina dejándose de lado por un par de preciosas horas, sin disfraces, poses o mesuras. Me mira y lo entiende, lo provoca... sabe que la luz no es luz si mis ojos no lo encuentran, que el tiempo no existe si mis oídos no lo escuchan, que la vida es una bruma gris hasta que... sí, estamos aquí. Juntos. Encerrados en una penumbra púrpura, lo enredé con mis palabras y él me ató fuerte con sus brazos, no hay dolor, no hay dolor, pero tampoco esperanza. No hay preguntas, no tendrían respuesta.
Mi leal corazón se le fue de las manos pero no por eso se rompió, aguantó a la gravedad, la angustia y la aplastante verdad, como mi tobillo, como mi frente, como mi cordura. No puedo mirarlo más de tres segundos sin convertirme en la víctima, no puedo volver la ira y el odio en su contra porque lo revierte, maldición, lo deshace. Para todo acto, esconde un contra hechizo.
No puedo mirarlo porque mis ojos le exigen que explique cómo se deja llevar tan fácilmente, como el mar, arrastrando fuerte todo lo que se le acerca ; se dan por vencidos y se cierran, maldita sea, aquí está mi cruz, mi demonio hecho de agua:  mi disolvente universal.
Ahí, en cuanto el púrpura se vuelve negro, acerca sus labios a mí... Mi corazón al rojo vivo me grita que lo devore, que le bese todas las faltas, todas las pesadillas, todos los sinsabores... mi mente tormentosa me espeta que cierre la puerta y acelere: dig-ni-dad, au-to-es-ti-ma. El príncipe de las tinieblas, pendiente de todo, me guiña un ojo y lo veo claro, la muerte también se enamoró de esa mirada, también está ahí sentada... tiene más que un trato con él, lo ama. Ella también lo ama. Ella me impulsa a ceder.
El diablo todo lo sabe, un beso me disuelve, un beso todo lo puede vencer.

martes, 30 de mayo de 2017

descaro

Los antiguos marcaban las eras cada cincuentaidós años, decían que entonces moría un sol y nacía otro y... a gran y pequeña escala, todo es verdad, todo tiene sentido siguiendo los cataclismos. Escucho tu voz profunda día y noche, día con día; a veces cierro los ojos y siento tu abrazo, y a veces es ahí donde me viene la culpa, pues no te abracé un poco más, porque no supe cómo manejar el alivio que sentía al verte ahí de nuevo, al poder verte sonreír todos los días. Mira qué poco me duró, mira qué grande la condena.
Muchas cosas han cambiado desde el lunes que me rompió la vida, muchos lugares he visto, con muchas personas he reído, con muchas más he llorado, muchas veces por ti, muchas veces por todo lo que me has dejado pero dime... ¿de qué sirve? Eres tú con quien quiero hablar más que con nadie, eres tú y siempre serás tú. Más allá de lo que se ha movido, desgarrado o podrido, hay una cosa que me volvió a crecer: un sentimiento, un deseo, un dolor, sí, una vida. Una vida mía que sin ti, no parece mía, y es que tengo tanto miedo pero tú me inspiras...aunque a veces quiera volver, volver, volver... el pacto con la muerte, el pacto con la magia, todo... todo sellado con cera ardiente.Por ti, por ti, por ti.
 ¿Qué acaso no estoy yo aquí, que soy tu hija?
Mírame, mírame cómo desvarío, mira cómo me convierto del ser suave al ser perverso, mira cómo no me arrepiento. Perdóname, perdóname, tal sólo necesito tiempo. Necesito saber si me extrañas como yo te extraño, cada segundo que respiro, con cada fibra de mi cuerpo; necesito saber que estás ahí, que no me has abandonado porque ya casi no te sueño y cada vez te pienso más, necesito fuerza, necesito menos.
El blanco en esta hoja no me da para llamarte, no me da para contarte todo lo que he vivido sin ti, las luces llenas de magia, de fugas y desfiguros... y tal vez amor, porque hay amor, sumergido en vino barato, escondido entre las tinieblas, el fugitivo y reluciente amor... arráncamelo de la frente, por cierto, porque no me deja ver qué sigue, porque me encadena al escritorio donde me siento a darle explicaciones, a escribir justificantes sobre mi descaro al desear que fuese... no, y ni siquiera me atrevo. El blanco en esta hoja no me da para explicarte la vergüenza que siento al cavilar de una cosa a otra y dejar que todo lo demás se hunda en un universo de qué-serás.
Yo siempre enamorada, él siempre complacido y en medio de nosotros, mi padre como un dios.
Dime qué tan enferma me dejó tu partida, dime si no es descaro y es sólo mal-vivir. No dejes que te culpe de mi tremenda herida, no dejes que te convierta en el mártir por el que quiero pagar, porque sé que ni siquiera podría. Sólo trátame una vez más con comprensión y sin discordia, sólo dime una vez más que no me dejas y no me olvidas, que no te vas... que estás conmigo, y de mi lado como siempre, hasta el final.
Ya sé que tengo mal corazón, que tengo enfermas las entrañas, y que mi cuerpo es un espejo; ya sé que no sueño nada porque a cada hora recorro la órbita alrededor de lo que no tengo, dejando atrás lo que soy, dejando que se hunda en el tiempo, usando tu nombre como contrahechizo, como salvación. Es eso, ahí está, apóyame pero no me salves, aunque tenga límite y ella tenga la baraja con todos los ases, déjame pensarlo de nuevo, déjame crear un plan, déjame volver a escribirme.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Gone with the wind

Los terrores nocturnos han vuelto, las fantasías triviales también... he vuelto a sentir que el alma se me desprendió, que un golpe de espanto la arrancó de mí y nadie ha vuelto su mirada allí, ni mucho menos ha hecho el ritual para recogerla. Mi vida de nuevo es un desierto pequeño, de no más de 70 centímetros de circunferencia, pero tan pesada y estrepitosa como un hoyo negro; miro al espejo y la veo, áspera y empolvada, cubierta con moretones y perdida mucho más que en la mirada. Suspiro y me repito que tengo que confiar en ella, que tiene todo lo que necesita, que quién-sabe-por-qué no lo logra ver. Tengámosle paciencia, me digo, es una sola mujer dividida en miles de vidas. Vida dádiva dividida. 
Los días me han agobiado con sus buenas y sus malas noticias, es como si el mundo no parara de cambiar con cada vuelta de uso horario, con cada aleteo de mariposa; a veces soy una diosa que se desliza derribando enemigos y a veces soy una estúpida usando un casco ridículo, a la que están haciendo pedazos, pero todas las veces sueño, aunque despierte temblando... todas las veces sonrío... todas las veces amo. 
He pagado fortunas por todo lo que he amado, me he sacado el orgullo por los ojos y he sangrado delirios, he pagado ya todo; y he jurado más de mil veces no volver a hacerlo, no caer en ese juego, no volver a estar ahí, pero podría jurar mil veces más que si alguien sintiera lo que siento jamás se arrepentiría y siempre (siempre) lo volvería a intentar, porque cuando él apaga las luces, mi piel se enciende señalando el camino, o quizá me lee la mente, o mi corazón late tan fuerte que grita todo lo que quiere. Hasta el día de hoy no sé cómo lo hace, pero si alguien sabe descifrar todos mis códigos es él, es él quien reconoce mi piel, quien me sabe escuchar y quien (totalmente, increíblemente) me sabe leer; es como si fuera una trampa, la prueba final del laberinto tortuoso de mi vida... y si es así, quiero ganar, quiero ganar, lo que más deseo en la vida es ganar. Pero no puedo, y eso sí lo podría asegurar. 
Ya no puedo soñarlo más, ni desearlo más, ni quererlo más, solamente puedo alejarme, eso sí, cada vez más porque me duele desde su nombre hasta su clímax cada vez que me late el corazón, y me estoy disolviendo en ansias, celos, rabias y tapaderas, dudas y contra dudas... frenos y desenfrenos. De nuevo, de nuevo, todo de nuevo. Esta vez no quiero olvidar, ni borrar, ni curarme, solamente quiero mirar desde la distancia más prudente y sentarme ahí a tejer mi futuro yo sola, en donde no se manche de él y donde no se llene de polvo esperando que me quiera. 
Yo confío en esa mujer aunque se enamore como idiota, aunque confíe como niña, aunque sea leal como ninguna. 

(La muerte ya no acecha, la invité a cenar; también está sentada esperando al filo de mi cama. Ya la oigo... ella me dio lo que quería, viene solamente a cobrar.) 


lunes, 27 de marzo de 2017

Death wish

Muerte, llévame ya y abrázame fuerte. Pégame, destrózame con esa voz, ese desenfreno y ese fuego, mi amada y dulce muerte, mi mordaza: la norma y el cronómetro, préstame mi suerte sólo un día, concédemela; permite que sus ojos oscuros se roben los míos, que su boca vuelva a contarme sus secretos en medio de la oscuridad, que su piel vuelva a romperme todas las cadenas en una, una por una, tres y ninguna, de una sola vez.
Muerte, que me eres más fiel que la vida, que me sigues a donde vaya, que me invades y me expulsas, por favor clávate en mí y cuando lo liberes, poséeme, arráncame de mí... exprímeme de mí, húyeme.
Cómo quisiera tener el valor de confesarle que estoy aquí rogándote como si fueras una santa, que me lo traigas un segundo, cómo quisiera explicarle lo mucho que me hace falta y cómo quisiera que lo pudiera entender pero nunca será así.
La luz se fracciona en miles de posibilidades, eso dicen, realidades infinitas y colores desconocidos, pero yo prefiero la oscuridad que le hace los honores, a mí me gusta su momento clímax, me cautiva con su poder, ¿qué puedo hacer? No me es suficiente. Solamente corro si es detrás de lo que no puedo alcanzar y busco solamente aquello que me evade o me pierde (hipnotiza, arde, corroe) dentro de sus venas, para ahogarme. Esta vida no sólo me habla con su voz, me apuñala con las esquinas afiladas de su garganta y su música mágica; me disuelve en sus pulmones cada vez que respira porque de eso estoy segura, él me respira.
Por todo esto, muerte dulce y pequeña, necesito que lo protejas, déjame verlo una vez más y luego quítame de su camino para siempre, porque mi vida es un castigo para él y para mí. Ya no soy tan elocuente y nunca he sido valiente, ya no soy lo fuerte que pude ser y, por supuesto, ya no tengo nada qué perder, ya todo te lo llevaste, silenciosa muerte, y por todo lo que me has quitado solamente quisiera un segundo para ser lo mejor que me alcance la vida para ser. Ironías y desvergüenzas por gracia y alta presencia, ¿qué dices?
Mira, muerte, nadie me conoce como tú, nadie me llena tantos espacios vacíos; y si no puedes devolverme a los padres ni a los hijos, una vista o una playa, solamente dame un día en que nada salga mal y la energía no se me devuelva echa añicos, ese día nos enfrentaremos: tu quijada contra la mía.
Te desafío porque aquí estoy, mordiendo hasta lo que no puedo tener y, si un día tú me haces polvo, "polvo seré, pero polvo enamorado".

martes, 7 de marzo de 2017

Dust to bloodcells



Los seres se forman de barro y luego son embestidos por la palabra creadora, todos lo sabemos de una u otra forma; todos lo hemos visto, todos hemos llamado al movimiento y lo hemos sentido alguna vez. Algunos huyen de él apenas escuchan su nombre, otros simplemente lo dejan ser. Algunos más, resistimos ante su toque rosado, pequeño y suave… ardiente y palpitante como la vida, porque es la  vida, no sólo tejido e incontrolables inercias. Resistimos hasta donde nos es posible o hasta donde nos dan la oportunidad.
Empero, hay un secreto que sólo la resistencia sabe guardar, ahí oculto bajo la vergüenza del alivio, ahí oculto bajo el desorden de todo lo demás: tal vez es demasiado bello. Tal vez nos equivocamos. Definitiva y estrepitosamente.
No le he llorado más que una sola vez a esa razón y no le lloraré jamás a otra, porque se me partiría en cachitos la poca fuerza que desearía tener pues tan sólo, al escribir estas palabras, se me clavan las costillas en el corazón, el pecho se me hunde, mi cuerpo se encorva y mi mente no da para más. ¿Qué es lo que necesito? Correr y sacarlo de aquí, absorber el poco aire que me queda para decir que lo siento, lo siento, lo siento tantísimo.
Mis seres se formaron con estrellas, con momentos felices, con sombras en lugares públicos, y ahora esos seres que no pude mantener, que no supe guiar y que no pude querer me miran con desprecio desde no sé dónde, me vigilan y me señalan con el dedo. No lo pueden creer. Se dice por ahí que una vez que te abres ya no te cierras, que una vez que te equivocas solamente puedes volverte a caer, más abajo y más profundo, mientras sigues soñando y esperando: esperando, deseando, alucinando que verás el sol salir otra vez.
El cristal explotó y los peces se derraman por las escaleras, agitan las colas y abren los ojos, se retuercen y gritan piedad por lo que les queda. Todo al paso del volcán se ha secado, todo al paso del huracán quedó podrido; todo al paso de la energía, del arrepentimiento y la resignación… todo, todo se quebró. – La espina retrocede de un latigazo, el corazón es apuñalado por la espalda- Si la misión de mi vida es resbalarse por mis piernas, si la razón de mi vida es cobrarse la que dejé ir, por favor alguien dígale que me rindo, que ya no respondo, que ya no puedo seguir. Dígale al destino que lo pagué, que ya todo lo pagué. Se llevó el mayor de todos mis sueños, prometiéndome que iba a volver, y me morí esperando a la vida, morí esperando que volviera a nacer.

Ashes to ashes, dust to sidechicks. 

lunes, 27 de febrero de 2017

Multi block

Escucho las ruedas y el acero deslizándose por rampas de concreto o duelas enmedio de manicomios abandonados, de un lado a otro, un pie y otro, como segmentos musicales de una obra cuyo guión he olvidado para siempre. Lo escucho y me siento feliz porque estoy aterrada la mitad del tiempo y agotada la otra mitad, lo hago porque ese sonido predomina sobre el ruido del mundo.
Los golpes son lo de menos, las marcas son lo demás, porque en mi vida la sangre (dentro y fuera de la piel) es el eje central de todo; no es sólo lo que circula, se estanca y se derrama, sino lo que late, acalora y colorea todo lo que yo conozco, como una luz, como la prueba máxima de que hay vida dentro de mi vida, arrastrada afuera o arrinconada dentro, no lo sé, sólo lo siento. 
Me tiemblan las piernas y pienso que de más altas cimas he caído, mucho más allá de mi metro con sesenta y hacia abismos más profundos que una cancha que se adorna con cintas para pretender ser otra. Igual que nosotras, con nuestros nombres falsos y los cabellos trenzados, armadas hasta los dientes de una fuerza que de otro modo no sería bien vista, pues cuando una mujer es fuerte se le acusa de abusiva, de traidora; manipuladora, bruja. 
Así pareciera, como un cuento de hadas en donde todas son brujas arrastrando cadenas invisibles, apegándose una a la otra, fundiéndose en un círculo de protección, una ceremonia en donde sólo hacen falta los cánticos pues el pentagrama es humano y la lucha es verdadera, como cuando te enfrentas a una de tus más afamadas deficiencias, la miras a los ojos, sientes el calor de sus besos dejándote marcas en la cara y moretones en las piernas... y a pesar de ello (o quizá por ello), te enamoras. 
Este amor no me corresponde, igual que todos los que he tenido, pero este juego de brujas tiene sentido para mí, me hace sentir parte (diminuta y débil parte) de algo más, en medio de todo el desastre y de tantísima liviandad que reina en el mundo fuera del pequeño círculo en donde te paras y eres alguien de verdad. Que se destrocen las armas, que se me rompan los huesos, tal vez en ese choque se esconda la libertad. 
Si no puedo huir de los malos sueños, ni de la decadencia, el estupor o la indiferencia que se devoran poco a poco lo soy y en lo que creo, puedo al menos aprender a resistirlos, fintarlos y bloquearlos. No puedo dejar de ser yo, por supuesto, ni de creer que nadie cree, pero quizás haya algo más en mí que eso... no solamente un secreto y medio, o dos; no solamente un puñado de letras, filos de oro y un trece de octubre clavado en el corazón... Y habrá que buscar muy en el fondo para saberlo. 
La verdad de las cosas es que las brujas hacen magia y para quemarlas, primero se les tiene que atrapar. Y a estas brujas nada parece detenerlas. 

lunes, 23 de enero de 2017

The persuit of happiness 2.0

Guardé la felicidad dentro de una caja metálica y la enterré donde nunca sería vista ni tocada, disfracé mi corazón de buenas nuevas, lo teñí de oro, lo pinté con metal-mate y lo hice bailar en patines. ¿Para qué? Para evitar el momento en el que me enfrente a la hoja en blanco, este momento frente a la trampa de celulosa en la que caeré y de la que no saldré viva. Sin embargo, óiganlo bien, ténganlo claro: tengo un plan. 
No necesito del príncipe de las tinieblas, ni del príncipe de los mil enemigos para salvarme, no quiero confusiones que se empapen de odio a cada vuelta del reloj, que cambien de forma cada veinticuatro horas, porque esa ya no es mi vida y porque estoy segura de que lo que añoran esos lánguidos ojos ya no vive dentro de mí. Y, que quede claro, no por eso he de necesitar a quien no me necesita, a quien me toma de la mano mientras me grita que me vaya. 
¿Cuál es el valor verdadero del amor?, ¿qué es lo que oculta un 'te amo'? Hay quien me lo dice tan fácil como me lo ha dicho siempre, desde hace seis años: con naturalidad tirana, cubierto de polvo y ceniza de todos nuestros incendios, pero no por eso mucho más verdadero. Me lo dice hastiado de dudas, ahogado en celos, y aunque parece que ya no me conoce, lo sigue diciendo y me gustaría decir que lo creo pero no sería verdad. 
Hay, también, quien me lo dice como si no estuviera diciendo nada, a veces suena como un compromiso que no necesita ser pensado para pasar por su garganta, como cualquier saludo o despedida que solamente indica eso, su entrada o salida. Otras veces lo dice salpicado de oro y escarcha, lo dice con el universo gravitando alrededor de esas dos palabras, pero yo, como consecuencia de todos y cada uno de los actos que lo contradicen, también sé que aquello no puede ser real. 
No soy este ser, lo sé. No soy quién para juzgar diálogos ajenos, si yo también lo digo tomando todas las precauciones debidas y muchas más, aunque aquellas palabras me revuelvan los sesos y me hagan temblar las manos. No es tan fácil como eso, no es tan fácil como nada. 
He decidido, entonces, que lo mejor es alejarse de las tentaciones vacías y los castillos de aire así como de los malos momentos, pues aunque la agonía es mi arma más poderosa, no es necesaria como pago u ofrenda para conseguir un vistazo más claro de la felicidad... Al final de cuentas, esa felicidad aguarda pacientemente en una caja metálica, donde nadie me la puede arrebatar. 
Me voy a hundir más y así me voy a salvar.