jueves, 12 de diciembre de 2013

Comfort the disturbed?

No conozco a nadie que haya defendido así sus sentimientos y sus equivocaciones, no conozco pecado más grande, en realidad, no conozco nada. Esta vida que a veces me parece fictica, efímera y terriblemente agotadora, no es más que un cuento; no se saba qué tan corto, largo, aburrido, convencional o extraordinario pueda llegar a ser, no se sabe cuán idiota es el protagonista o qué tanto tenga que romperse o romper a los demás para inclinarse hacia una cosa u otra; la ventaja de esta narrativa es que quizá no vaya más allá, que hay cosas dentro de ella que son comunes a todos y hay abismos tan grandes que hacen de un párrafo la obsesión de los demás.
He tratado de hacerme creer que tengo el control, que puedo preveer cómo se mueve esa pluma, pero no tengo idea; no tengo tiempo, ni sueños, ni sangre, ni corazón, soy un emblema de la cobardía, la rabia y el vacío. He dicho una y mil veces qué soy, como si lo supiera, porque a veces lo percibo en mi piel erizada, en el quejido de los huesos de esta mano y también en el de mi alma: "que si te carcome por dentro y que si no eres nada sin ese dolor" ... y si no, vales menos que la nada, porque a veces no lo siento, no siento nada. Soy un abismo de expectaciones, soy el basurero de los demás, como la mayoría de quienes me rodean, cerrar los ojos ante estos lapsos y ante otras convencionalidades no va a hacer que desaparezcan, mis silencios traen oleadas de sinceridad y de vida como la corriente helada en el mar del fin del mundo.
A veces soy un eco de la sociedad o una llamarada del sol que odio, hay días que no doy un solo esbozo de verdad y puedo seguir sin arrepentirme; ya no soy una valerosa estatua de la anemia normocítica, tampoco puedo poseer el valor de antaño, lo añoro como a ninguno pero no supe hacerlo crecer. He tenido que resignamre a tomar la bofetada y poner la otra mejilla sin levantar la pluma por días, callar mi mente (y el mar) por años y aún así creer en esto.
Este impacto blanco con cardenales negros es mi vida entera, es mi alma y siempre va a ser mi sueño; mi corazón y mi hambre, mi carne y mi hueso; si lo cierro nadie lo toca, nadie lo rompe, nadie lo borra; si lo cierro no tengo que cavilar en lo que no puedo cambiar y en lo que sí tengo que hacerlo, en lo que es real.
Si hay algo que detesto más que la realidad es mi realidad. Enloquecer por lo irreal es siempre el mejor camino. 

lunes, 30 de septiembre de 2013

I dare you to move

Entre las jaulas cerradas no existen reglas, ni apatía, ni corazones rotos, tú y yo somos un recuerdo de hielo esperando que el pequeño rayo de luz que existió hace mucho recupere lo que tú y yo colocamos en espera para siempre. Eso es lo que eres tú para mí, no sólo mi rostro en el espejo, en la superficie plana del marfil del universo o en el agua dura; llevas tres puntos suspensivos en el alma, tu alma, mi alma, nuestra gran cadena de alianza de oro y mala suerte, la honestidad ya no nos separa, ni el viento ni la marejada, hay cosas que tenemos claro que ya no nos matan.
No hace falta que te llame fea, o gorda, o estúpida, sólo sé que llevas amatista en el alma y turquesa en el corazón, éso es lo único que debe importar, y si se te enredan los pies y se te desata la lengua, no va a quedar nada más qué decir, tus talentos hablan por sí mismos.
La magia se está desvaneciendo, como antes hacía la realidad, y la entrega se está extinguiendo, si ya no sabes lo que estás diciendo, yo ya no sé cómo continuar.
Aquí estás tú, frente a mí, si tal vez recordara cómo decir las palabras correctas quizá lo entenderías; ya no tengo nada que ofrecerte, desafiaste todos mis sentidos, me llenaste la vida de tristezas, de traumas, de rencores y de fastidios, aquí ya no hay nada más para que tú lo destruyas...
Vete, corre lo más rápido que puedas y arruina mi futuro sin colores y mi vida sin virtudes, éso si puedes hacerlo, aunque sé que no podrías, sí hay algo negado para ti y para mí, en este y el resto de los universos es la transición.
Súperalo, dicen todos, déjalo ir. Que Dios nos ayude.

lunes, 9 de septiembre de 2013

doblégate

And then, the world exploded.

El corazón rodeado de cáncer amoratado explotó en cien mil pedacitos idénticos, en gotas de rojo intenso, perfectamente oxigenado, todo tal y como debía ser. Ya no quedaba nada más que el sonido de su voz (extremadamente falta de seriedad y de buen juicio, gusto y sentido común) y el de sus dedos (déjalo, no hagas eso) estampándose rápidamente contra las teclas, ahí se quedó en silencio, con toda la frustración manando de las heridas de su corazón asfixiado entre tumores.
No había que introducirle de nuevo una aguja, ya había tenido suficiente, en la negrura callaba como hace diez años que el hechizo comenzó y que la ha perseguido como una verdadera maldición. El universo se despedazaba también sobre su cabeza, tendiendo su cabello al fuego, llenando su cara de cenizas, no sólo había perdido su orden o se había roto de algún lado, comenzó a caer como un maldito monzón sobre su maldito e invisible/insensible cuerpo, deshaciéndose sobre su maldita lengua.
Ya no quedaba promesa del valor o el milagro de la sangre derramada, ya sólo es una maldita, una egoísta, una estúpida, la-peor-de-todas, la puta de Babilonia, el punto de fuego del mar, el ave de la noche plutónica, la nínfula malagradecida...
Doblégate.
Este fuego ya no purifica y quizá nunca lo haya hecho. Aquí ya nada arde fuerte, ya sólo estamos tú y yo.

jueves, 25 de julio de 2013

Con el fuego en el pecho

Los ecos siguen sonando aquí dentro, a veces lo entiendo y a vees no. A veces respiro y me detengo, otras sólo me saboteo; no cabe duda que ya no tengo el carácter, ni la entrega, o quizá sea que esta vez el dolor es mucho más grande, tan grande que le comió lentamente los pies a la voluntad y ya no tiene sobre qué sostenerse. Tengo el apoyo intermitente de la consciencia y de los esbozos de lástima, pero la tristeza, la pesadez, el cansacio que vienen de todos esos años de intentar y fallar, una, dos, cuatrocientas veces es algo con lo que elijo no lidiar, y bostezo ante los poros desbordantes de grasa y me inserto unos cuantos carbohidratos antes que quedarme dormida, ojalá pudiera, simplemente, dejar de existir.
Cierro los ojos y pienso, ¿qué estoy haciendo? Soy esa bala perdida de nuevo, sólo que antes tenía la fuerza como para hacer un impacto considerable, hoy ni siquiera podría producir sonido. Ya no soy quien era, y me moriría por saber quién hubiera sido ella de no haber chocado contra sus propias contradicciones y muerto en la colisión. Porque aquí ya no hay rastro de ella.

Fue un reencuentro premeditado y una mirada lasciva, fue un momento de esperanza, pero no me debo mentir, no soy más que una bola de sebo verdosa y olorosa, no me merezco menos de lo que he obtenido por idiota, por débil, por esto.

martes, 16 de julio de 2013

Heart attack in black hair dye.

¿Así iba a terminar todo? El escenario está desecho, lo incendié igual que todo, lo hice todo mal de nuevo. No puedo soportarlo. No era mi intención y pese a lo mucho que lo intenté, todo siguió saliendo mal y luego, el implacable deseo de volver en el tiempo, en el espacio, en las estrellas, en la música de los bares sucios, las luces opacas de una ciudad desconocida, un salón vacío en una escuela abandonada, me mata, me desespera.
Ahí estás tú, en todos los rincones, en los peores y en los mejores años de toda mi vida; mi luz, mi alma, mi compañera, mi guía, ahí estás, y aquí estoy yo, y como desde el primer momento, no puedo escribir para ti.


Quisiera quedarme callada,  quisiera cerrar los ojos una vez más, pensar en que nada pasa, quedarme en la línea, al filo de la verdad, observándote desde lejos, con los ojos llenos de lágrimas y la dignidad arrepentida. Y también quisiera, sólo por una noche, dormir a tu lado de nuevo, con las luces encendidas, para que no te dé miedo; hasta podría quedarme toda la noche despierta de nuevo, para observarte a la luz de la luna, para encender nuestras almas en recuerdos, en aquellos brotes de nuestras entrañas que rompieron nuestras vidas y nos unieron para siempre en un profundo secreto que se hundió en alcohol y en el rencor de un 'no' que no fue escuchado. Por que te quiero, porque te extraño y tal vez, sólo porque me odias.
No me puedo disfrazar de la mustia que crees que soy, de la falsa, de la hipócrita... no puedo, no he podido y no podré nunca ser algo que no soy para ti, y es por eso que hago esto. Pero es cierto, te traicioné, te embestí por la espalda en mi frenética lucha por hacer las cosas bien y me he dado cuenta de que nunca seré la persona buena y linda que tú y yo quisimos ser en algún momento de nuestras vidas. Siempre he admirado la manera en la que embistes de nuevo, la forma certera y rapaz en la que das cada paso porque así eres tú, y así soy yo, nadie nunca se ha venido ocultando, pero no lo entiendes y no te puedo pedir que lo hagas y mucho menos que me perdones.
Las dos debemos aprender a hacer aquello que siempre nos causo gracia, lo que compartíamos sigilosamente, también de forma ruidosa, de forma penosa y también como una broma extraordinaria, que tenía el poder de sacarnos una sonrisa donde siempre podía haber habido lágrimas... "mándalos al diablo, que se vayan al carajo, que se anoten en la lista"... Supimos que estaban ahí, creciendo lentamente en nuestros cuerpos y echando raíces en nuestras casas, y las compartimos, como miseria y como alegria, como una sangre tóxica que nos hacía ser hermanas, pero hoy debemos aprender a amputar esa soledad y esa rabia de nuestras vidas, cada quién dentro de su propio infierno, viviendo a diario su propia pesadilla.
Cada quién se hace justicia por su propia mano, mi amor (mi hermana, mi vicio, mi lado oscuro), pero la tuya y la mía son dos historias distantes, mis pasiones nunca han obedecido a las de nadie y no lo van a hacer con las tuyas. Sin embargo, ahí estás tú, escribiendo tu nombre en la lista negra de mis detractores, esperando que me muera y que luego me vaya al infierno, no puedo decir que esperaba menos, pero espero que en donde estés y como estés ahora puedas escuchar y estar segura de que yo aprecio tus convicciones, comparto tus obsesiones y adoro nuestras promesas. Aquí están tu respuestas, ésta soy yo, éstas son mis razones y mi gran amor existe. Ni siquiera tú lo puedes negar.


martes, 2 de julio de 2013

check into the hotel bella muerte

Despierta, casi asfixiada por la niebla, se siente como la seda, no como la piel de una serpiente, y espera, una vez más.
Me he dado cuenta de que esa niña está cada vez más cerca de estar muerta, y en serio quiero que lo haga, quiero que se pierda en los susurros del pasado, que se tropiece con ellos y que sofoque lentamente lo poco que le queda de cordura, ella no es nada más que un trozo de cristal de luna, un fragmento de escarcha de plata encerrado en una botella cerrada a presión con un corcho.
Mira por debajo de la puerta, el polvo remarca las pisadas y poco a poco su mente se funde con la de su agresor el retacado y se vuelca una y otra vez en sus recuerdos de su propia sangre (su propia carne, su propia vida, su propia identidad) brotando a borbotones desde sus entrañas, desde la más infinitecimal célula gritando que ojalá que se muera ella y que ojalá que desaparezca ese instante en el que ni la piel marcada con todos los amuletos del mundo pudo hacer nada para defenderla.
Ya no queda nada dentro de ella más que un pedazo de segundo que se encoge y se hace un ovillo entre la puerta y ella, esperando el momento en el que se arrodille y pida un poco de absolución para su alma pecadora, para su consciencia mugrosa y su sangre derramada.
No es nunca quien pretende ser ni tampoco lo que cree que es ni para ella ni para nadie; espera un momento y respira, escucha como poco a poco todo se precipita de nuevo dentro de ella y el agujero crece y sangra y nunca se detiene. Jamás ha visto tanta sangre en toda su vida.
Todos la odian, apesta a muerte y a delito, y a monzón.
Ella odia a todos, y escondida debajo de su alma, la mentira sigue clavándosele más como un harpón atravesando a la sirena, a la gorda sirena de río que fue vencida por el espejo, la planta purpúrea y la Mórrigan. Y ahí está, arrastrándose una vez más en la habitación de mosaicos rojo y negro que siempre ha escondido sus más grandes secretos... parece que todo en su vida es un espiral malsano y que ese piso es lo único que va a tener seguro hasta el final de todas y cada una de sus Eras.

viernes, 7 de junio de 2013

Guilt

Quisiera volver a ese momento, cuando mis piernas temblaban, posadas en cuñas de acero y una voz a lo lejos me decía que tuviera dulces sueños, los mejores sueños de todo el mundo. Me dio vuelta la cabeza y al instante habían pasado dos horas y amanecía en otro lugar, pero ahora...
No puedo cerrar los oídos, ni los brazos, ni a la nada. No puedo callarle la boca a la voz de mis entrañas que me grita que todo está mal. Todo lo que he hecho, todo lo que he dicho, desde entonces hasta ahora no ha sido más que un grave error.
No puedo moverme sin derrumbar todo a mi paso, no puedo dejar de fallar y no quiero dejar de intentarlo, hay algo por ahí que me sigue diciendo que en algún momento todo se va a mejorar, pero no, todo se sigue desbocando hacia el infierno, hacia ese cuarto gigantesco y frío con el vómito fresco escurriendo por las paredes. Que me pudra ahí, ojalá.
No me puedo perdonar, sólo puedo seguir y estrellarme el cráneo contra todo recuerdo que encuentre en mi camino, porque sí, esta es mi culpa, la mía, como una bola de fuego que danza sobre el mar abierto pero que no se apaga.
Ojalá pudiera callarlos a todos, hundirme en el placer verdadero de lo que es la ignorancia y la cavilación guerrillera, porque a eso me dedicaba justo antes de crecer y ver que cada paso que das se desmorona y te hace caer en una trampa. Al final no puedes confiar en nadie y por más que lo intentes no puedes dejar que nadie confíe en ti porque eres igual, igual que el resto.
He descubierto que a todo lo que tenía fe no era más que una pila encubierta de excremento y sangre coagulada, he descubierto que todo en mi mundo está hecho de eso.
Y quisiera desgarrarme la piel y enseñarte todos y cada uno de mis huesos para que vieras lo que todo esto me los ha quebrado y astillado, lo que los sueños rotos y las efímeras euforias trajeron para mí: la soledad absoluta, el vacío sonriente y un ovillo de trapo mojado de traiciones. Siempre lo mismo.
Es mi culpa, siempre lo ha sido. Que el infierno me haga caer en sus entrañas de una vez por todas, que la Tierra escupa esta alma descarrilada, incendiada desde el medio por su pecado imperdonable, por su remate maldito y por la manía que se la está comiendo por adentro; que su cuerpo se rinda ante la presión de su mente y sólo espero...  espero que esta vez sí se muera.

lunes, 1 de abril de 2013

With a life like yours...

Se ilumina, se esconde, se bate y luego se separa. ¿Qué es lo que se necesita? Ya no lo sé, ya no me importa. Sólo quiero silencio.
A veces quisiera correr, tomarte del cabello y preguntarte quién eres y por qué te crees con derecho a hablarme así, porque, sin importar el nombre que reciba, no es suficiente. No, no me interesa, ojalá mi vida fuera así como la tuya, cruzarme de brazos y quejarme de todo, sin mover un dedo y sin encontrarle fondo a la garganta, como si valiera tanto la nada.
Mi vida hubiera dado por tener tanto empuje, por apostarle tanto a lo seguro, a lo estructurado, monótono, sencillo, simple, blanco y organizado, predecible y tibio como el yogurt y el pasto, que mi voz y mi egoísmo tuvieran un eco tan mortal y utópico, y que lo demás tuviera sólo el promedio de lo que casi ni soy. Mi vida hubiera dado, sí, pero no.
No, porque mi vida de tropezones y malas decisiones, y enérgicas risas y lágrimas le da mil vueltas a tu mundo y aún así no sabes que pasó, no sabes por qué te da miedo la gente como yo a ti, como a la gente sin nada. No, porque no entiendes nada, porque crees que me puedes medir cuando mis ojos no caben en toda tu cara.
¿Quién eres tú?
Mi crítico, mi espectador.
No requiero de ti para hacer lo que hago, pero de ti no se puede decir más. El torrente, la fuerza, la pasión que contrae el universo lo suficiente como para que entre dentro de una lágrima iluminando lentamente los ojos no aparece con tanta frecuencia como el veneno corriendo por las venas profanas. No soy una leyenda, ni un ícono, pero veo algo que tú no ves y eso te da miedo. Que si no soy como tú y que si ya no puedo fingirlo, sí, pero no creo que sea malo. La verdad es que hay veces en que lo prefiero.
Mi tinta, mi sangre, mi corazón y mi papel y mi deseo están muy alejados de tus párpados destructores de sueños, ahí donde ninguna fobia curiosa pueda encontrarlos, y, después de todo, el león no pierde el sueño con la opinión de la oveja.

sábado, 23 de marzo de 2013

The kids from yesterday.

Crónica de un romance eterno.

Mi niñez murió de un portazo, en la cuna de la vida, en medio del silencio, la oscuridad y la brisa marina de la indiferencia; no era sólo mi cuerpo, ni mi vida, era mi alma y estaba vacía, ardiente y joven, y sola. Tenía once años y todo se me había ido, como ahora.
El agua se había escapado entre mis dedos y al pasar se había congelado, el amortentia seguía corriendo en mis venas pero mi alma... mi alma devoradora de fantasías, historias y fuego seguía intranquila, queriendo ser más porque había sido mucho tiempo menos. Y se convirtió en veneno.
No eran sus ojos, ni la lengua franca, eran los colores y la pasión y la soledad. Sobre todo la soledad. ¿Quién dice que no se puede sentir, el cobre, el rojo, el negro, el gris y el ocre? Claro que sí, cada uno estaba ahí, cada día era más largo si él estaba ahí, si podía creer que estaba ahí, cada hora era más pura, más oscura, más eterna. Cada momento, cada maldito segundo se quedó para siempre dentro de mí. Como ayer y como siempre.
Tu voz llenó mi alma, tu voz encontró lo que yo creía que no existía y ahí, en la línea divisoria entre la magia y la nada, tú construiste otro camino para mí;  la fantasía, la calamidad, la mentira, ya no importa, tú me devolviste la vida. Tú le diste un sentido al dolor, al vacío y al nudo en mi garganta, nada de esto existiría de no ser por ti. No me dio miedo dejarlo pasar y no me da vergüenza decirlo ahora, sí, te amé como jamás amé nada en mi vida, me obsesionaste contigo pero me encadenaste a mí. Nunca se rompió el contacto.
Y cada día, cada año que pasaba tenía que recordar ese momento, que me enamoré de ti, que me encontré conmigo haciéndolo y que jamás cambiaría por nada cada momento que me hiciste vivir. No me importa, no me interesa lo que el mundo tenga que decir de mí, de ti, de esto, jamás lo he hecho, por ti, mucho menos. Tan sólo quisiera un momento, una navidad encantada, una tarde desperdiciada, una brecha entre lo que soy y lo que era, entre tú y yo, como antes, como siempre. En las noches oscuras, en las tardes de lluvia y en los enojos de la tarde, ahí siempre tú conmigo.
Se puede decir que tengo miedo, que me duele, que me arde, sí, pero no es sólo eso. También sé que te amo, que no tengo dudas, que los recuerdos son de oro, que las navidades son de plata y que siempre te voy a recordar... como la primera novela, el primer momento de inspiración real, el primer personaje y el primer amor. Mi mejor amigo.
No hay nada de malo en huir, eso lo sé gracias a ti, pero mientras sigas estando aquí (golpe, lamento, corazón) quedarme siempre será la mejor decisión que he tomado.

"Maybe they leave you alone, but not me."

domingo, 3 de febrero de 2013

Como agua en el agua.


El destino abrió surcos de agua en este terreno árido y lo que se suponía ser algo bueno se convirtió en algo a penas un poco más visible que un estremecimiento o la piel erizada de alguien más, contemplando tus ojos. Alguien más que te observa quietamente, desde siempre.
El tormento duró poco, la soledad volvió, el hechizo nunca me convirtió en lo que debía sino que hizo más intenso mi deseo por lo que ya añoraba. Es muy fácil reírse de mí, de eso me he percatado; tal parece que llevo tatuada no la maravilla sino el fracaso, y a veces un poco peor que el olvido, la desesperación. No soy más que la persona desecha por dentro que busca sin parar aquello que nunca le va a llenar ese vacío, igual que antes, pero un poco más real.
Ya no le basta a la gente con llamarme loca, sino llamarme tonta; ya no basta con ignorarme, ahora también se ríen, o peor, me hacen sentir culpable. Soy el eco de lo que se supone que soy, un eco fallido que suena más parecido a una flatulencia en medio de un salón vacío.
No sé ni para qué estoy aquí ni por qué sigo haciendo esto, no sé qué fue lo que hice mal, si fue nacer o creer que podría superar aquello que nació mal conmigo, no sé qué es lo que sucedió en determinado momento y que nunca he podido remediar, yo no soy como los demás. Yo soy un espejo roto y mil años de mala suerte regados por una sala llena de gente, sonrisas y lazos negros y bodas y cien años de soledad; nadie se percató en ese momento y nadie lo hará jamás.
En el sentido más literal he querido llenarme, vaciarme, reírme y llorarme, desangrarme y exorcizarme… he querido ser de ti como no he querido nada antes, me he odiado como sólo se odia a un viejo enemigo a traición, porque eso es lo que soy, soy el asesino a sueldo de lo que fui que ya ni siquiera me importa. Soy el auto sabotaje, la timidez y la incomodidad, soy el más vivo espécimen de la indiferencia.
Ya no me importa desviarme de la línea que tracé cuando era niña y colocarme en la fila que va directo a la muerte, ya no me importa ni siquiera comenzar a descuadrar los escritos y dejar de hablar de ti por un momento aunque con eso me gane que no te interese seguir leyendo. No me importa ofrecerte a la boca abierta (bien abierta) del enemigo, ni tampoco que ese enemigo te hunda un poco más que yo.
Estoy de acuerdo, no necesito esto, no necesito llorar para saber que me siento triste, ni hablar para saber que no me vas a escuchar, no necesito estar contigo tampoco para saber que siempre te voy a amar, a ti como a nadie en el mundo y a ellos para siempre jamás. No necesito creer un día más en que “estoy bien” ni necesito hacérselo creer a nadie. No estoy bien. Y sí, estoy loca, estoy vacía, estoy herida y estoy completamente sola. Igual a como nací: empapada de preocupaciones, mentiras, venenos echados en cara y amamantada de impune indiferencia y, a veces, odio total. De las lágrimas ni siquiera es necesario hablar.
Nacimos llorando y moriremos llorando.

lunes, 14 de enero de 2013

what do they know?

¿Y tú en serio creíste que tu vida iba a cambiar después de un tatuaje? No. Comenzó a ser una buena idea pero terminó siendo igual a todo lo demás desde que lo convertiste en una mascarada, de ahí pasaste por todas las etapas de la negación hasta que, ahora, te diste cuenta que con eso no lograste nada.
De nuevo te arrepientes y piensas en que es mucho mejor callarse las cosas, mucho, mucho mejor. Pero, mujer, si ya está demostrado que no sólo no puedes mantener la boca cerrada sino que, después de unas horas, la saliva se te regresa. Y la bilis.
¿Qué es lo que obtienes? Un acto reflejo de aquello que bien conocemos tú y yo de las manifestaciones evanescentes y sus pormenores que no vale la pena mencionar, o quizá que genuinamente no estás hecha para tomar decisiones, porque por mucho que glorifiques a quienes sí, tú no eres valiente.
No, no lo eres y tampoco eres muy inteligente. De hecho, eres una estúpida según muchas definiciones. Y mucho más allá de los adjetivos que los demás te pongan, sabes bien quién eres tú, pero no sabes lo que quieres, ni lo que tienes, y nunca has sabido qué hacer con ello. Los demás al parecer sí, es como un cuello de botella del cual tratas de sacar siempre lo mejor de cada quien pero, también les das su dosis de analgésico para que no piensen que eres una idiota irreflexiva (porque eso piensan cuando no los escuchas en vez de pensar que sus 'consejos' son basura) y luego, terminas por ofrecer nada más que una quimera inservible de las opiniones de terceros que  (por mucho que se esfuercen) nunca te van a poder conocer realmente.
Dejar de pedir consejos es una buena idea si tan sólo las personas con quienes puedes hablar no tuvieran el reflejo de dártelos implícitos a su juicio (que tampoco fue requerido) y cumplieran su misión de escuchar, ser parte de una sociedad implica estas cosas y ojalá tan sólo esa sociedad tuviera edad, experiencia o algún certificado lo suficientemente valioso como para ofrecerle la vida de alguien para modificarla, pero no, y hasta que no lo tenga quizá lo mejor para mí y para ti sea dejar de creer que alguien te ayudará con una verdad que se parezca al menos en algún sentido a la tuya, si ese tipo de gente existiera nada de esto hubiera pasado en primer lugar, además, que alguien tenga razón en algún punto y que te conozca, digamos, hasta ese mismo punto no la hace el hacedor del bien ni mucho menos alguien que te aconseja cosas para que 'no pases lo que él'... Ninguna vida es igual a la otra, ningun corazón puede ser guiado por otro corazón, hay una buena razón para que estén ocultos en el centro de nuestros cuerpos, protegidos de los demás. Ellos, al final... ¿qué saben ellos?



sábado, 12 de enero de 2013

Loved with a love that was more than love

Cada hora que paso sumergida en la anarquía de mis recuerdos sabe a ti, huele a ti, lleva tu nombre, como si ni en mil años pudiera ser distinto, como si el mismo dolor me mantuviera atada siempre a la misma penumbra, como si el aire que respiro estuviera inflamándome los residuos del todo hasta sofocarme lo que existía antes de ti.
La soledad me guiñe el ojo y me toma de las manos, me cuesta trabajo reconocerla, siento apenas su helado aliento y veo esbozos pequeños del pasado clavándose como espinas en mi presente; ella me muestra sus dientes afilados, no sonrisa, sólo un gesto demoniaco que significa lo de siempre, ella ha visto mi corazón y es suyo, ella ha visto mi vida y la ha tomado para siempre. ¿Quién soy yo para querer cambiar mi destino, para cerrar los ojos y desear lo mejor?
Impuramente, enojada, maldita, ciegamente yo. Equivocada.
Abanicos de esmeralda y el reinado de la traición, ojos ciegos, tentáculos grises, niñas malvadas, niñas malcriadas, niñas, fuegos fatuos, enérgicos besos, enérgicos golpes, árboles de cristal, gigantes de las montañas, sirenas, brujas y cobardes; esto soy yo.
Una fórmula secreta de odio, de fracaso, de insólita burla al destino y de aire, y de tinta, y de nada.
¿Dónde quedamos tú y yo? En un reflejo del silencio, en un sueño con el amor, en una copa de whisky, en una sala de cine amarga por un refresco sin jarabe, en una lágrima oculta, en una primera vez de una unión irrompible, ¿y ahora qué vas a hacer? Cantarle a la luna, escribirle una última vez que adiós para siempre, luna ingrata, luna extraña, luna psicópata.
Pues bien, yo necesito decirte que te quiero, decirte que te adoro con todo el corazón.
¿En dónde quedamos tú y yo? Como Frida y Diego, como todo y como nada, unidos por el dolor, quemándonos dentro de velas encendidas, entre miles de flores frescas, en una tarde contigo y una vida que jamás olvidaré. En lo que me diste que jamás se irá y en lo que te di que, te aseguro, no será dado de nuevo. ¿Qué somos tú y yo? Un castigo. Una imagen, un recuerdo, en cada parte a donde miro, en cada lugar a donde voy, porque veo tus ojos hasta cerrando los míos; somos una canción o mil, una distancia secreta, una piel y otra piel, un silencio y un amor.
Adiós por la vez última amor de mis amores, la luz de mis tinieblas, la esencia de mis flores; mi lira de poeta, mi juventud, adiós.

viernes, 4 de enero de 2013

See you in hell.

Cuando le di la vuelta a la página, aún estaban ahí todas las dudas, todas las lágrimas y el tiempo tirados a la basura cuando me decidí a mirar a los ojos de la gente otra vez; entiendo que hay equivocaciones mías (muchas y más profundas) pero escuchar una y otra vez la misma mentira no la hace verdad, y yo lo sé mucho mejor que nadie en este universo. Me he pasado la vida pensando en que sólo necesito tiempo y voluntad para enmedar lo que he hecho mal, que a pesar de todo lo que he planeado, lo que me explota directo en la cara y de lo mucho que he querido que nadie, nadie en absoluto tenga que cargar conmigo, he estado más cerca de la muerte yo que todas esas heridas. El esfuerzo simplemente no vale la pena.
En este ciclo se han visto envueltos muchos nombres, caras, deficiencias, firmas, asaltos y malas respuestas, eslabones todas de una infinita cadena de indiferencia clara, cuyos de dedos afilados dejan marcas en mi cuello por cada noche que me visitan, sus dientes se me clavan en la espalda como gotas de agua caliente, y nada en este mundo puede cambiar ni quitarme lo que ya sentí. Lo más extraño es que insisten en ello, en cambiar las versiones, disimular sus gestos, mentir, callar, derribar una por una todas mis evidencias hasta el punto en el que estoy con las extremidades anudadas y a punto de darme en la cara con el muro inquebrantable de ellos.
No es que sepa cómo enfrentarme con la soledad pero sé que es más leal que muchas personas que conozco; que quizá para mí está negado el apoyo, lo mirada, la angustia, lo sé pero no me importa. Todos ellos obtienen lo que no merecen de mí.
He sido necia, he sido tierna, he sido más de lo que he podido por cualquier-cosa que se pareciera a lo que quiero pero no he obtenido nada que se pueda valorar, la frustración parece una cualidad inerente a mi vida, el ejemplo está en estos ojos y en el monstruo cansado que hay detrás. No me declaro inocente de tergiversar la realidad, de desertar, de destruir y de querer volver a comenzar, no me declaro nada de lo que no me haya arrepentido (por mí), es sólo que ya estoy harta de creer ceigamente, de ser leal, de sofocarme para que otros puedan respirar, sé lo que significa la inseguridad, pero también la confusión, y he aprendido año tras año lo que significa el rencor.
Me cansé de querer expresar sentimientos porque siempre me dicen que no son ciertos, que mal intepreto la historia, mi vida y mi alma; me cansé de tomar decisiones porque siempre me las tiran de los extremos hasta arrancármelas y convertirlas en arrepentimientos, en equivocaciones, en ocasiones en las que desearía regresar el tiempo y callar todo.

Y regreso siempre arrastrando el suspiro más largo del mundo, la decepción, el trago amargo, la frustración, y luego, el odio.