viernes, 10 de noviembre de 2017

The shape of shame

Siempre tuve miedo al colapso de los mundos, siempre pensé que no podría albergar más de un fuego dentro de mí pero me mentí.
La vida me arrebató el amor más grande que había sentido, me hizo pequeña al lado suyo, hizo que le temiera a sus labios cerrados y sus ojos abiertos; hizo que guardara silencio mientras me apuñalaba por la espalda... y yo le seguía llamando mi amor verdadero. 
Nunca quise reflexionar en por qué había soportado tanto, solamente sabía que era un milagro, y otro milagro fue lo que encontré después, cuando todos los soles se ocultaron detrás de la espesa niebla.
Encontré un oasis de ruido, a su lado yo parezco calma, a su lado me vuelvo una reliquia: un secreto, un murmullo, un riesgo. Ya no parezco una molestia,soy algo parecido a un lujo. 
El también me guarda en su bolsillo como reserva para después, para dejarme sin nada en medio de sus besos tiernos y sus mentiras, y mientras estoy ahí dando vueltas, en un remolino de rabia, drogada y enamorada de tanta violencia. Que me diga que sí sabe lo que quiere, que me diga que me quiere a mí, porque yo quiero estar aquí y sólo aquí... 
El sol ya no me quema ni me parte en dos mitades, solamente me parte el diablo. Me colapsa las entrañas, me vuelve un momento en el tiempo que parece blanco o parece negro, pero no es cierto. Tampoco es cierto.
La vida me mostró que la tengo ya contándome los días, esperando cosas que jamás llegarán, llorando porque juré que no podría romperle el corazón a nadie más, ni llamarle por su nombre a la venganza, ni ocultar lo que mis ojos no pueden callar. Y aquí estoy, envenenando relaciones, desahogando agendas, tragándome mis maldiciones; esperando, esperando.
No es la vergüenza la que me besa y no me toca, no es la pena la que me insulta y me sonríe, es este corazón menguante, es este amor que tiembla y se rompe como mi gente y mi ciudad... que me mata, que me cambia la vida y hace que la quiera vivir toda solamente junto a...
Hundo mi rostro en la oscuridad, como si la noche fuera una manta helada pero infinita, no puedo, no puedo más. Cierro los ojos y veo el rostro que adoro, escucho la voz que me domina, ¿por qué no puede ser uno y nada más? El hombre de los besos perfectos y el de la mente que me tiene secuestrada.

Dos personas, dos opuestos, energía rendida. Qué vergüenza. 

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