sábado, 22 de enero de 2011

Créeme

Hay una verdad, una sola, oculta en mi pensamiento, en mi alma, este transparente e inocente alma... esa única verdad es que te amo.
No importa nada más.
Es cierto que he perdido muchas cosas en este corto pero difícil camino de mi vida, sin embargo, de todas las cosas que he querido recuperar, la que más me importaba era la capacidad de soñar, la habilidad de perderme, de sumirme en la esencia de otra persona, enamorarme perdidamente, sentirlo intensamente como hacía mucho tiempo que no lo sentía... y tú me devolviste eso.
Me trajiste de nuevo la sensibilidad, el amor más puro de todos, ese que se entrega ciegamente, sin necesidad alguna de sentirse atemorizado por las consecuencias que ésto pueda tener. Porque te tengo una sorpresa: ya no tengo miedo. Yo no creí que alguna vez pudiera amar así de nuevo, porque creí que me había formado un caparazón increíblemente duro y prácticamente impenetrable que me protegiera contra el dolor y contra prácticamente cualquier sentimiento, pero no fue así. Afortunadamente.
Quisiera tener palabras suficientes en esta mente y en este corazón, que son solamente tuyos, para demostrarte cuánto te amo pero no lo sé... no existen.
Quiero que nunca dudes de esto, porque no hay manera de que lo que te estoy diciendo sea mentira, yo me alejé de las mentiras ya desde hace tiempo, sólo quiero que sepas que te amo con todas las fuerzas que tengo, desde el alma hasta la piel.
Me haces demasiada falta cada vez que estás lejos, no sé que es lo que me diste que ya no puedo concebir la vida sin ti. Es por eso que no quiero que te vayas nunca, eres una parte esencial de mí. Yo te amo... infinitamente, completamente, insistentemente...
A veces me siento obsesionada, como si estuviera encadenada a ti, a todo lo que tu existencia representa para mí, como si una obsesión tuviera siquiera los matices que tiene el amor, pero no... estoy simplemente, irrevocablemente, insensatamente enamorada de ti.
Eres perfecto para mí, eres aquel milagro que tantas veces esperé que viniera a rescatarme, pero no lo hiciste, y esperaste hasta que fui lo suficientemente fuerte, hasta que pude salir victoriosa de todo, desde las trampas más viles hasta las más crueles jugarretas de mi subconsciente, no dejé que nadie me ayudara y luché yo sola hasta vencer, y tú llegaste junto con la victoria.
Eres simplemente la culminación de la felicidad. Eres el fin que estaba buscando. Tú no eres la criatura de mis pesadillas ni mucho menos un ángel de mis sueños... tú eres simplemente el hombre de mi vida :)

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