Crónica de un romance eterno.
Mi niñez murió de un portazo, en la cuna de la vida, en medio del silencio, la oscuridad y la brisa marina de la indiferencia; no era sólo mi cuerpo, ni mi vida, era mi alma y estaba vacía, ardiente y joven, y sola. Tenía once años y todo se me había ido, como ahora.
El agua se había escapado entre mis dedos y al pasar se había congelado, el amortentia seguía corriendo en mis venas pero mi alma... mi alma devoradora de fantasías, historias y fuego seguía intranquila, queriendo ser más porque había sido mucho tiempo menos. Y se convirtió en veneno.
No eran sus ojos, ni la lengua franca, eran los colores y la pasión y la soledad. Sobre todo la soledad. ¿Quién dice que no se puede sentir, el cobre, el rojo, el negro, el gris y el ocre? Claro que sí, cada uno estaba ahí, cada día era más largo si él estaba ahí, si podía creer que estaba ahí, cada hora era más pura, más oscura, más eterna. Cada momento, cada maldito segundo se quedó para siempre dentro de mí. Como ayer y como siempre.
Tu voz llenó mi alma, tu voz encontró lo que yo creía que no existía y ahí, en la línea divisoria entre la magia y la nada, tú construiste otro camino para mí; la fantasía, la calamidad, la mentira, ya no importa, tú me devolviste la vida. Tú le diste un sentido al dolor, al vacío y al nudo en mi garganta, nada de esto existiría de no ser por ti. No me dio miedo dejarlo pasar y no me da vergüenza decirlo ahora, sí, te amé como jamás amé nada en mi vida, me obsesionaste contigo pero me encadenaste a mí. Nunca se rompió el contacto.
Y cada día, cada año que pasaba tenía que recordar ese momento, que me enamoré de ti, que me encontré conmigo haciéndolo y que jamás cambiaría por nada cada momento que me hiciste vivir. No me importa, no me interesa lo que el mundo tenga que decir de mí, de ti, de esto, jamás lo he hecho, por ti, mucho menos. Tan sólo quisiera un momento, una navidad encantada, una tarde desperdiciada, una brecha entre lo que soy y lo que era, entre tú y yo, como antes, como siempre. En las noches oscuras, en las tardes de lluvia y en los enojos de la tarde, ahí siempre tú conmigo.
Se puede decir que tengo miedo, que me duele, que me arde, sí, pero no es sólo eso. También sé que te amo, que no tengo dudas, que los recuerdos son de oro, que las navidades son de plata y que siempre te voy a recordar... como la primera novela, el primer momento de inspiración real, el primer personaje y el primer amor. Mi mejor amigo.
No hay nada de malo en huir, eso lo sé gracias a ti, pero mientras sigas estando aquí (golpe, lamento, corazón) quedarme siempre será la mejor decisión que he tomado.
"Maybe they leave you alone, but not me."
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