jueves, 14 de octubre de 2010

Nunca imaginé sentir dolor entre tus brazos

"Suéltame, si me amaras no me harías esto."- No sé cuántas veces tuve que repetírtelo, no sé cuánto tuve qué pelear para liberarme de la furia infernal de tu cuerpo.
No sé qué es lo que siento ahora... porque no quiero culparte, y al mismo tiempo no quiero recordar el vapor al rededor nuestro, mis gritos y la desesperación que sentí. Tampoco quiero recordar esa mirada tuya: endemoniada, psicótica... psicotrópica. Como si no fueras tú, como si fueras un maldito lunático, no quiero recordar el PUTO miedo y el PUTO asco que no me dejan en paz desde que te fuiste.
Ya no sé qué es lo que debo hacer.
Tú prometiste que nunca me harías daño...
Mira qué vueltas da la vida, la última vez que te vi, te rogué por lo que me obligaste a hacer hoy. No lo entiendo, ¿por qué? Podías habérmelo pedido y tú sabes que hubiera funcionado igual... Y hubiera sido mejor y yo estaría feliz y no me sentiría tan nauseabunda y absurda escribiendo esto para ti. Porque sabes que eres mi amigo y que te quiero pero... ahora te tengo miedo.
No hay nada que me de más miedo que pensar que te dejarás arrastrar por tu demonio interno y que me vas a volver a lastimar. No hay nada que tema más.
¿Crees que quiero que pierdas tu libertad por eso? No. No, porque estoy perfectamente consciente de que lo hubiéramos hecho, tarde o temprano... es sólo que eso me hace confundirme más.
Y si prefieres vivir lejos de mí a vivir sin que te perdone... entonces LÁRGATE, ya te lo dije, huye mientras puedas. Es la única solución.

No hay comentarios: