lunes, 29 de enero de 2018

cry me a river

El corazón me pesa y se me resbala, se hace añicos sobre tu cuerpo y me quema flagrante, y a mí no me tocas ni con la mirada, no me escuchas aunque te grite que te amo con los ojos, con el alma... odiándome por ello, odiándote a ti y a todos aquellos que, como tú, ven pero no quieren ver nada.
He deseado con todas mis fuerzas separarme de ti, he querido arrancarme tu nombre de la piel hasta drenarme la sangre; no sabes cuánto me gustaría no haberte conocido, poder verte y no sentir que quiero beberme hasta la última gota de tu esencia y tu endemoniada juventud. Necesito dejar de desearte, necesito dejar de pensar que un día esto va a sucederme, necesito no volver a verte más.
Yo no sé por qué no me intoxica mi sangre si corre por ella tantísimo odio, yo no sé cómo tengo fuerza para mirarte a la cara si me tienes rendida, dormida, embelesada... no sé cómo es que pienso que vivo si a veces también pienso que no puedo vivir sin ti. ¿Por qué no me ves?, ¿por qué no me ves?, ¿qué es lo que ves?
Me secaste las lágrimas pero me dejaste la sal, te gusta regármela por el cuerpo y las heridas... Eres ese vino de la tierra sagrada, eres ese maldito elixir que no me dejas probar, tú me prohibiste lo único bueno que puede pasarme porque lo estoy haciendo todo mal, y aunque todo me lo provoques, también me castigas. Como el diablo, como el diablo pero aquí, dentro de mí.
Ya no me vale quedarme triste y aferrarme, ya no tiene sentido para mí, si sólo soy una víctima de la estupidez, atropellada y ahogada en ella, como en la noche y el terror, como en la playa con la que sueño cuando no me atormentan tus fantasmas; no sé cuántos kilómetros podré volar para no verla ni escucharla, si no puedo hacer que desaparezca de ti.
Yo te amo con cada segundo, con cada arranque, con cada lágrima, con cada vez que me rompes el corazón y clavas un hacha en mi cabeza... mi musa, mi horror, mi desesperación, mi dolor: ojalá jamás hubiera visto lo que vi en tu camino, y que éste jamás se topara conmigo. Ojalá pudiéramos creernos, ojalá supiéramos creer.

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