martes, 15 de marzo de 2011

Cualquier parecido con la realidad...

Felicidad basada en el completo absurdo porque simple y sencillamente está negada para mí la felicidad de tiempo completo. Sé que no depende de nosotros, que amaríamos poder tener otro planeta que fuera sólo de nosotros dos pero... es horrible no tener nada. Nada en absoluto.
Un par de horas, dos días a la semana (si es que nos va bien),y... eso es todo. No puede ser bueno, no tiene ni la más remota posibilidad de ser admisible, porque yo soy nueva en esto. Él, de alguna manera, está acostumbrado a compartir todo en su vida con otra persona. Nótese que me duele imaginarlo con otra persona, me duele que a otra persona antes ya le haya dicho, prometido y hecho (especialmente hecho) todo lo que a mí. Me duele que la situación no pueda ser equitativa, porque él no lo puede entender, a él siplemente no puede importarle, porque yo lo siento diferente. Todo lo siento diferente. Pero él no... él está ya demasiado investigado en estas cosas, soy yo la inmadura que simplemente no puede estar tranquila o mantenerse cuerda estando sin él.
Odio ser tan joven, mi corazón se obsesiona demasiado.
Estoy segura de que, realmente, él nunca va a poder entender que no puede estar conmigo, hacerme sentir la vida, la maravillosa magia de todo su ser por unos cinco segundos, y luego esfumarse y esperar que yo esté bien.
No sé cuanto tiempo más aguante así, no sé a qué tendré que renunciar para que se acabe la tortura. Quizá sólo tenga que esperar un poco (más) hasta tener un poco de libertad para poder irme con él y que todo lo demás se pudra. Para poder saber si esto es verdadero amor y no pura desesperación. De su parte, quiero decir.
Esta situación me hace demasiado infeliz. Esto y que, cuando no estoy con él, no estoy con nadie. Ya me siento demasiado incómoda con las demás personas, como si las acabara de conocer, como si no fueran mi familia o mis mejores amigos. Ya no me encuentro en esa casa en la que tanto me refugiaba de mi rara adolescencia, ya simplemente todo se redujo a él. Y él ni siquiera está conmigo.
Yo sé que no es su culpa pero... detesto todo esto. Ya no estoy bien en ningún lado, estar con él es traumático cuando llega la despedida. Y en esas cuatro horas, cinco a lo mucho y, si corro con demasiada suerte, quizá once o doce, me sumerjo en el punto más alto del éxtasis humano. Se lleva toda mi energía dentro de sus bolsillos, como un ladrón, se mete toda mi felicidad entre pecho y espalda para no volver hasta dentro de muchas horas.
Y se repirte el ciclo de la agonía cada tercer día. No soporto las malditas interrupciones, es como darle de beber a un hombre deshidratado con un gotero. Así de seco está ya mi corazón.
No debí probar la felicidad antes de saber que sería TODA para mí, antes de asegurarme que la tendría para siempre, pero es que mi corazón no lo soporta y lanza el cuerpo hacia adelante, contra mi inteligencia y mi voluntad.
Me lanza a sus brazos, desnunda, como si no supiera el riesgo que corro ya al amarlo de esta manera, tan obsesiva y apasionada como mi alma fue concebida. Y, al mismo tiempo, sé perfectamente que si me alejo de él, si le soy distante y ajena pueden sólo ocurrir dos cosas: hacer que se sienta terrible o hacer que no desista hasta conseguirme de nuevo. Como ocurrió cuando todo esto comenzó, es decir, LA RAZÓN por la cual comenzó.
Pero no puedo, por mucho que intento ser fuerte y dejar de ser una persona de las más malditas posesivas del universo, por mucho que intente 'hacerme la difícil', simplemente no puedo dejar de ser así de inmediata para él. Porque le pertenezco y dejo que haga lo que quiera conmigo.
No es justo porque no entiendo cómo puedo hacer algó así YO que sólo vivo para mí. YO que siempre consigo lo que quiero, ahora sólo me esfuerzo por darle lo que quiera a ÉL, descuidándome incluso a mí misma, sin que él tenga una maldita idea, lo cual es mi más grande dolor.
Además, es una gran mentira decir que existen relaciones interpersonales desinteresadas o incondicionales, aunque yo renuncié al sueño de recibir algo de él desde hace muchísimo tiempo, tan sólo quisiera que notara lo difícil que es esto para mí, que me duele estar tanto tiempo sin él, porque me siento sola y, una vez que he probado lo que es la compañía, ya no puedo disfrazar mi tristeza y ya no puedo combatir mi soledad. Ya no quiero, principalmente, porque se supone que él está conmigo. Pero no se da cuenta de eso.
Es entonces cuando llega la más pendeja de todas mis conclusiones: a veces siento que si yo hubiera sido otra persona, es decir, ESA persona, quizá las cosas serían muy diferentes. Con ella estaba todo el tiempo, sin arrepentimientos, por ella hacía cualquier cosa, ¿por qué yo soy diferente?, ¿por qué?

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