jueves, 5 de octubre de 2023

The bridge of dreams

 

21/03/23


Ya no podría decir de nuevo que me duele el momento de sentirme desechable, ni el concreto, ni la lluvia, ni los terrores nocturnos. Ya todo esto lo he vivido más veces de lo que soy capaz de admitir: la noche y el puente. El puente, el puente, el puente. Y la noche. 

No sé por qué me encuentro aquí de nuevo, tratando de hallar respuestas, tratando de saber razones que siempre busco en el mismo lugar; ya sé qué es y ya lo había aceptado, ¿por qué diablos no puedo volver a tomar todo y tragármelo como siempre he hecho? Si ya sé que no queda ruta, que no hay nadie ni nada hacia dónde ir, y todos estos lugares ya los vi; ya sé que me escondo de mí misma dentro de mí misma una y otra vez, como si las capas de carne y grasa escondieran algo que haya olvidado ahí que quizá valiera la pena aunque todo a mi alrededor grite que no es así. Yo lo sé, todos lo saben, ¿para qué sigo aquí? 

La madrugada me ha envuelto todo este tiempo (casi un año y tres meses desde la última vez) dentro de su bruma falsa para evitar que vea que literalmente ya no tengo nada más aquí, soy solamente yo luchando todos los días contra la idea de saltar del puente y estrellar mi cabeza testaruda y desechable contra ese concreto, bajo esa lluvia, para librar a esta tierra de este terror; para librar a esta tierra de mí.

No podría decirlo de otra forma pero lo sé, y sé que todos lo saben: sé que lo han visto. Sé que la falla soy yo y no quienes me vieron y no me vieron; quienes vinieron y se fueron; quienes se desengañaron de mí o quienes me engañaron a mí. Aquí la falla está en mi cabeza todos los días, en esa voz que me lo repite siempre: nada de lo bueno, nada de lo duradero es para mí porque no nació conmigo. Nadie me lo quitó, nadie me lo negó, simplemente es así. 

He buscado pruebas y las he encontrado, por eso salgo corriendo todos los días a buscar quién o qué puede callar las voces un rato; o, si tuviera muchísima suerte, quién me quite el maleficio con el que nací. No existe y no lo merecería si existiera, pues nadie debe cargar jamás con un peso así: el de mi amor irracional y desastroso, el de mi cuerpo hinchado y asqueroso, o el de mi cabeza desechable y compostable, que solamente sabe pensar en el final. 

Pienso en el final y el puente todos los días. Todos los días pienso en el puente y el final. 

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