Dígame algo, señor guardián, ¿qué es lo que está pasando? Abrió los ojos para mirarme de cerca y me plantó una duda en la cabeza; hágase a la idea, corazón revuelto, de que un mes de seis hermosas noches le regaló la llave de mi vida, y usted vuelve con un horario fijo todos los días. Qué vida la suya, una casa en cada esquina, una mujer para cada día.
No es mi intención ser cruel ni poner el dedo en la llaga, tampoco voy a cavilar en lo evidente y si lo hago es únicamente porque quiero que sepa que usted a mí no me va a dañar aunque me toque con toda la violencia con la que siempre lo hace, usted no me va a envenenar con su boca, me diga lo que me diga; y no es necesario que apriete los labios si me acerco a besarlo, usted no se va a contagiar de mí a menos que... no, yo a usted no podría entrar ni con el más arrebatado suspiro, me di cuenta que ese vuelo fue sobrevendido.
La vida siempre ha esperado más de mí de lo que puedo darle, fallé otra vez en el intento de ser aquella buena persona que se merece que la amen, que le correspondan un beso o que le cumplan un sueño. Soy la mujer que le rompe el corazón a quienes le tienen fe porque no le parece suficiente, soy la mujer cuya lealtad fue vandalizada y rota por ella misma, y que sigue describiendo como si hubiera sido culpa de otra persona... soy la mujer que se aferró a usted, ahí enfrente de todos, soy la mujer que se lo roba y lo culpa por no poder quedarse, ¿lo ve? No me merezco que usted me hable como lo hace, no me merezco que guarde secretos y se sienta mal por eso. Usted ya era lo suficientemente complicado sin esto, con toda esa violencia sacudiéndole la mente y sin embargo está aquí, tocándose el corazón por mí, bajando la guardia para sentarme en su regazo, ¿no ve quién es el monstruo aquí?
Le vine a advertir que no me cuide, diablo guardían, que no se aleje de su casa por esta mujer; no me pruebe, siga apretando los labios cuando me besa, siga poniendo toda la resistencia que pueda, siga negándolo todo cuando me vea: deje de tomar riesgos, deje de jugar así, porque si usted me entrega un poquito de su corazón, yo le entrego mi vida entera, y le puedo asegurar que nunca más será libre de mí.
Le agradezco la emoción, le agradezco esa oscura ambición que me separa cada día del príncipe de las tieneblas y su más poderoso 'demás', para que no sea su sierva y usted me convierta en su reina, aunque sea por un par de horas... gracias por la conexión, gracias por la esperanza... caballero, advertido está.
No hay comentarios:
Publicar un comentario