lunes, 9 de septiembre de 2013

doblégate

And then, the world exploded.

El corazón rodeado de cáncer amoratado explotó en cien mil pedacitos idénticos, en gotas de rojo intenso, perfectamente oxigenado, todo tal y como debía ser. Ya no quedaba nada más que el sonido de su voz (extremadamente falta de seriedad y de buen juicio, gusto y sentido común) y el de sus dedos (déjalo, no hagas eso) estampándose rápidamente contra las teclas, ahí se quedó en silencio, con toda la frustración manando de las heridas de su corazón asfixiado entre tumores.
No había que introducirle de nuevo una aguja, ya había tenido suficiente, en la negrura callaba como hace diez años que el hechizo comenzó y que la ha perseguido como una verdadera maldición. El universo se despedazaba también sobre su cabeza, tendiendo su cabello al fuego, llenando su cara de cenizas, no sólo había perdido su orden o se había roto de algún lado, comenzó a caer como un maldito monzón sobre su maldito e invisible/insensible cuerpo, deshaciéndose sobre su maldita lengua.
Ya no quedaba promesa del valor o el milagro de la sangre derramada, ya sólo es una maldita, una egoísta, una estúpida, la-peor-de-todas, la puta de Babilonia, el punto de fuego del mar, el ave de la noche plutónica, la nínfula malagradecida...
Doblégate.
Este fuego ya no purifica y quizá nunca lo haya hecho. Aquí ya nada arde fuerte, ya sólo estamos tú y yo.

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