Los seres se forman de barro y luego son embestidos por la
palabra creadora, todos lo sabemos de una u otra forma; todos lo hemos visto,
todos hemos llamado al movimiento y lo hemos sentido alguna vez. Algunos huyen
de él apenas escuchan su nombre, otros simplemente lo dejan ser. Algunos más,
resistimos ante su toque rosado, pequeño y suave… ardiente y palpitante como la
vida, porque es la vida, no sólo tejido
e incontrolables inercias. Resistimos hasta donde nos es posible o hasta donde nos
dan la oportunidad.
Empero, hay un secreto que sólo la resistencia sabe guardar,
ahí oculto bajo la vergüenza del alivio, ahí oculto bajo el desorden de todo lo
demás: tal vez es demasiado bello. Tal vez nos equivocamos. Definitiva y
estrepitosamente.
No le he llorado más que una sola vez a esa razón y no le
lloraré jamás a otra, porque se me partiría en cachitos la poca fuerza que
desearía tener pues tan sólo, al escribir estas palabras, se me clavan las
costillas en el corazón, el pecho se me hunde, mi cuerpo se encorva y mi mente
no da para más. ¿Qué es lo que necesito? Correr y sacarlo de aquí, absorber el
poco aire que me queda para decir que lo siento, lo siento, lo siento
tantísimo.
Mis seres se formaron con estrellas, con momentos felices,
con sombras en lugares públicos, y ahora esos seres que no pude mantener, que
no supe guiar y que no pude querer me miran con desprecio desde no sé dónde, me
vigilan y me señalan con el dedo. No lo pueden creer. Se dice por ahí que una
vez que te abres ya no te cierras, que una vez que te equivocas solamente
puedes volverte a caer, más abajo y más profundo, mientras sigues soñando y
esperando: esperando, deseando, alucinando que verás el sol salir otra vez.
El cristal explotó y los peces se derraman por las
escaleras, agitan las colas y abren los ojos, se retuercen y gritan piedad por lo
que les queda. Todo al paso del volcán se ha secado, todo al paso del huracán
quedó podrido; todo al paso de la energía, del arrepentimiento y la resignación…
todo, todo se quebró. – La espina retrocede de un latigazo, el corazón es
apuñalado por la espalda- Si la misión de mi vida es resbalarse por mis piernas,
si la razón de mi vida es cobrarse la que dejé ir, por favor alguien dígale que
me rindo, que ya no respondo, que ya no puedo seguir. Dígale al destino que lo
pagué, que ya todo lo pagué. Se llevó el mayor de todos mis sueños,
prometiéndome que iba a volver, y me morí esperando a la vida, morí esperando
que volviera a nacer.
Ashes to ashes, dust to sidechicks.
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