No creo que estar enamorada de ti haya resuelto ninguno de mis problemas pero sí los ha aligerado tanto que mis piernas han dejado de pesar y mi estómago ya no se retuerce dentro de mis entrañas, ahora todos mis problemas (mi cuerpo y yo) flotamos en un letargo mágico hasta volver a verte. Y la verdad es que siempre quiero volver a verte, aunque a ciegas pueda dibujar tu cara.
Nunca lo hubiera podido imaginar. Estar viva y ser una experiencia física siempre ha sido lo más complicado para mí, porque en este sentir a flor de piel todo me duele, y todo me cansa. Sin embargo, no me canso de sentirte, ni de escucharte, ni de pensar en ti: en tu voz, en tus besos, en tu mirada, porque ¿no es todo de ti un poema de la más refinada hechura?, ¿no eres tú ese sueño que jamás de merecí cumplir y al que, sin embargo, tengo el honor de vivir todos los días?
No me importa si es hoy o es para siempre. Llegaste y estás aquí, derramando sobre mí toda la paz que no conocía, toda la serenidad con la que no nací, y detuviste el ruido del mundo hasta convertirlo en brisa sobre mi piel que resplandece al sólo pensar en ti, y eso jamás te lo voy a poder agradecer lo suficiente, sin embargo lo voy a intentar con todo el corazón que se desboca al escuchar tu nombre, y con toda la sangre que él pueda verter dentro de mí.